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Diana Molineaux

Tranquilidad relativa

Después de la exhibición de viajes y esfuerzos para mediar en el conflicto indio-pakistaní, el Gobierno norteamericano contempla la situación con más tranquilidad: una guerra a gran escala parece muy improbable, no solo porque ambos países se han expresado claramente contra una guerra sino porque efectivamente sería muy peligrosa para los dos.

El Ejecutivo de Pakistán sabe que la India entraría en el conflicto con una superioridad militar convencional y nuclear insuperable, pero la única salida que le quedaría a Pakistán sería una respuesta atómica suicida e inaceptable para ambos. Este riesgo parece descartado porque el Gobierno pakistaní mantiene el control de las armas nucleares, sin riesgo de que algún oficial sin disciplina se deje llevar por su nacionalismo ofendido ante la cesión a la India de la parte más fértil de Cachemira.

Lo que ya no puede evitar son las incursiones en el terreno cachemiro, montañoso y de difícil acceso, que brinda todo tipo de tentaciones a los generales pakistaníes ambiciosos que se han constituido en reinos de taifas y actúan con o sin aprobación de Islamabad. Los diplomáticos norteamericanos se preparan para vivir durante largo tiempo con una tranquilidad relativa en Cachemira, tan provisional como la misma cesión del territorio a la India.