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He de reconocer que el nuevo puesto de Adsuara me embelesa. Nada me gustaría más en la vida que dirigir un ente público que se denomine a sí mismo Observatorio. Colocado en tan difícil puesto, me dedicaría, por supuesto, a observar, mientras mis bolsillos se llenan con dinero procedente de los que trabajan de verdad. Pocas veces las palabras de Bastiat, cuando denunció que el Estado no era más que una ficción a través de la cual todo el mundo trataba de vivir a expensas de los demás, han tenido tan clara demostración.

Es cierto que cuando critiqué la existencia de Red.es no fui del todo justo. Mencioné tan sólo su incompetencia como encargo del registro de dominios .es y su tardanza en avisar de la circulación de nuevos virus. Pero claro, eso es porque no sabía que también son un "observatorio del sector de las telecomunicaciones y de la sociedad de la información". En tal caso, habrá que respetarles, no sea que con nuestras críticas les impidamos observar bien.

Supongo que será inútil recordarle al supuestamente liberal Aznar que estas cosas sólo pueden ser valiosas cuando alguien las valora. Es decir, cuando alguien está dispuesto a pagar por ellas con su dinero, no con pólvora del rey. ¿Qué infinitos logros alcanzará semejante organismo? El tiempo lo dirá o, más probablemente, no dirá absolutamente nada.


Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.

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