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Ahora se preocupan por la presunción de inocencia

Ser de izquierdas es siempre y en todo lugar una forma de esquivar la responsabilidad personal.

Ser de izquierdas es siempre y en todo lugar una forma de esquivar la responsabilidad personal.
La diputada purgada de Más Madrid, Loreto Arenillas Gómez. | Europa Press

Más Madrid y Sumar han decidido que con la dimisión de Iñigo Errejón no era suficiente y que necesitaban cortar una cabeza más. Naturalmente, la que ha caído no es la integrante del partido errejonista en el Gobierno, Mónica García, pese a que Yolanda Díaz ha acusado públicamente a su formación de ser la responsable de que se saldara con un carpetazo la denuncia pública de verano de 2023 que afirmaba que Errejón había sobado y tocado el culo de una simpatizante. Tampoco la líder de Sumar va a dimitir, pese a ser la responsable de que Errejón fuera su portavoz en el Congreso después de haber recibido un dosier que detallaba sus pecados. No, ha sido el eslabón más débil: Loreto Arenillas, la apagafuegos que logró que aquella denuncia no pudiera afectar a los resultados de la coalición en las elecciones del mes siguiente.

Arenillas ahora no sólo echa la culpa de que aquello se enterrase a la dirección de su partido, a la que asegura que dio trámite de la denuncia, sino que se queja de que está sufriendo un "repugnante linchamiento" y pide que su caso se trate "desde la presunción de inocencia". "La verdad sí importa", concluye.

Acabáramos. Ahora, de repente, hay que respetar la presunción de inocencia. La tuya, eso sí. Pero no la de miles de hombres denunciados falsamente de violencia contra su expareja o, peor, de abusos sexuales contra sus hijos para quitarles la custodia. Hay que respetar tu presunción de inocencia y sólo tu presunción de inocencia. De cemento armado la tienen.

Pero que la satisfacción de ver a los inquisidores arder en su propia hoguera no nos haga perder la perspectiva: es la hoguera la que debe ser destruida si queremos que el discurso público pueda recuperar un ápice de racionalidad, de justicia y, por qué no decirlo, de calidad. Ahora queman a Errejón los mismos, y sobre todo las mismas, que antes ocultaban sus pecados y lo hacían sentirse impune. Porque ser de izquierdas es siempre y en todo lugar una forma de esquivar la responsabilidad personal. Es ser de los buenos, hagas lo que hagas.

Por eso eran culpables los del colegio mayor Elías Ahúja, por fachas. Por eso dedicaron un anuncio de publicidad institucional a llamar machistas a Pablo Motos y el Xokas, por fachas. Por eso saltaron todas a una a llamar pederasta y maltratado a Rafael Marcos, exmarido de la indultada secuestradora de menores María Sevilla, por facha. Por eso saltaron todas a una a llamar maltratador al exmarido de la indultada secuestradora de menores Juana Rivas, por facha. Da igual cuales sean sus ideas políticas. Están fuera del círculo protector y virtuoso que el feminismo oficial dibuja a su alrededor.

Errejón estaba dentro, y por eso le dejaron hacer. Y no hay más. Lo que debemos hacer es recordarlo cada vez que intenten volver a levantarnos el dedito. Y recuperar, de una vez por todas, el derecho a la presunción de inocencia del que carecemos los fachas, sean cuales sean nuestras ideas políticas.

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