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Ineptitud y corrupción

La Argentina de los últimos años ha sido un riquísimo laboratorio para aprender sobre políticas públicas. Principalmente cómo no se deben hacer las cosas. Se escribirán libros completos y en el futuro se hablará de la Argentina de comienzos del siglo XXI como un caso digno de atención. Sin embargo, no parece que los mismos argentinos están aprendiendo mucho ni sacando acertadas conclusiones de lo sucedido. Veamos los siguientes ejemplos:

1. Por un lado se ha generalizado la consigna "que se vayan todos" como una manifestación de repudio a la "clase" política que llevó al país a semejante colapso, pero por otro las encuestas muestran que la mayoría de los argentinos se está inclinando a volver a elegirlos en las próximas elecciones.

2. Asimismo, los candidatos que ocupan los primeros lugares son viejas figuras que ya han tenido distintos niveles de responsabilidad en lo acontecido. El primer lugar es para Adolfo Rodríguez Saá, a quien se recordará por haber ejercido la presidencia por una semana luego de la renuncia de Fernando de la Rúa. En esos pocos días declaró la cesación de pagos de la deuda pública, quiso crear una nueva moneda para empapelar el país con ella y nombró un gabinete con personajes que tenían más prontuarios que antecedentes. En segundo lugar se encuentra el ex presidente Carlos Menem quien, en sus diez años de ejercicio de gobierno, duplicó la deuda externa que luego llevó a la cesación de pagos.

3. Por detrás de estos dos vienen dos actuales congresistas: una es Elisa Carrió, quien perteneciera al partido Radical y ahora se presenta con un discurso populista de izquierda. Y Luis Zamora, un declarado trotskista que no habla abiertamente de su programa, pero que por supuesto incluye todo el bagaje tradicional socialista.

4.Este último no está tan lejos de lo que la población parece buscar, pues las encuestas muestran un creciente rechazo hacia las privatizaciones y algunos incluso piensan que esas empresas deberían volver a manos del estado. Todo esto en momentos en que el estado está tan quebrado que no puede ni siquiera ocuparse de la seguridad de los ciudadanos y el crimen impera en las calles de las ciudades más importantes.

5.Y no es solamente el común de los votantes. Luego de que se desatara una corrida bancaria que terminó con el congelamiento de los depósitos de los ahorristas, su pesificación forzada y la imposibilidad de retirar sus fondos, se informa que vuelven a crecer los depósitos en los bancos. La explicación es simple, existe una expectativa de que el tipo de cambio ha caído tanto que es difícil que empeore en el corto plazo, por lo que quienes tienen algo de liquidez aprovechan para comprar letras del Banco Central o realizan depósitos en los bancos a tasas tan altas como el 50% anual, en plazos de quince días a un mes. Claro, en cuanto tengan la expectativa de que eso no se sostiene huirán nuevamente hacia el dólar, ya que lo que pretenden es aumentar su rentabilidad "en dólares". Pero, en definitiva, vuelven a financiar al mismo estado que se encuentra en default, aprovechándose de elevadas tasas a corto plazo.

Siendo esto así, parece que poco han aprendido los argentinos de lo que les ha sucedido y si sacan conclusiones erróneas estarán condenando al país a mayores y continuos sufrimientos. En el pasado parecía que enfrentábamos la opción entre un liderazgo eficiente pero corrupto y otro honrado pero inepto: hoy estamos por elegir a los ineptos y corruptos.

Martín Krause es profesor de Economía y corresponsal de la agencia AIPE en Buenos Aires.
© AIPE

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