Recelo del peinado "sensación de vivir" que luce Aimar Centeno, el chavalín argentino que ha ganado el concurso Camino a la Gloria cuyo premio consiste en entrenar con las divisiones inferiores del Real Madrid. Es igualito, igualito, al que exportó a medio mundo Fernando Redondo, y que a su vez tuvo una repetición mimética en todos aquellos niños que soñaban con
dedicarse profesionalmente al fútbol. El peinado se convirtió en una
cuestión estadística cuando el mejor medio centro defensivo de los últimos diez años puso su estilo de moda. De cada diez chicos entre doce y quince años que te cruzaras por la calle, el ochenta por ciento luciría sin duda esa desconcertante melenita rubia. No sé muy bien cómo explicarlo; era como si el corte de pelo les llegara mucho antes que el estrellato. No quiero ser pesimista pero en realidad lo único que les llegaría del estrellato a la mayoría de ellos sería precisamente el pelo. Por eso cuando veo las primeras
imagenes de Aimar en la televisión no puedo evitar pensar que a él también le llegó el peinado antes que el fútbol, aunque espero que triunfe y su nombre de la vuelta al mundo. Otros calcaron aquel corte (Guti, sin ir más lejos) y lo consiguieron.
Yo también sufrí los rigores de la edad del pavo, y no podía pasar ni un minuto más sin mis Adidas Stan Smith. Era una cuestión de vida o muerte, incomprendida por todos aquellos que me rodeaban. Y claro que imitaba a mis ídolos. Y era rebelde sin causa, como James Dean que imitaba a su vez a Arthur Rimbaud, el primer rebelde de la era moderna. Pero viendo lo que ha pasado con Víctor Valdés, portero del Fútbol Club Barcelona, me pregunto si
no estaremos construyendo peligrosos niñatos, meros imitadores de gestos que han visto protagonizar antes a otros y de los que desconocen absolutamente las consecuencias. Tras colocarle como titular del primer equipo en varios partidos, Van Gaal decidió devolver al chaval al equipo filial, y éste se creyó con la fuerza moral suficiente como para exigirle explicaciones. "Mi sitio está en el primer equipo", aseguran que le dijo en el vestuario. Al
día siguiente Valdés, que estaba citado con el Barcelona B, no se presentó al entrenamiento. Alguien le dijo al niño que era una estrella, una vaca sagrada, y que ya podía cortarse el pelo a lo Brad Pitt. Le mintieron.
Ojalá sea así. Ojalá tengan razón en Argentina y el de Aimar Centeno sea un "camino a la gloria" o hacia cualquier otro sitio igual de placentero, aunque tengo la impresión de que le han prometido demasiadas cosas en muy poco espacio de tiempo. Como a Víctor Valdés, y como a tantos otros. A lo mejor Víctor no entiende que está en un período de formación porque nadie se
lo ha explicado. A lo mejor Víctor ha visto demasiados bólidos, demasiadas chicas guapas y ha firmado demasiados autógrafos y le han hecho demasiadas entrevistas. Y eso le ha roto en dos. Porque, desafortunadamente para él, no es Lev Yashine, y seguro que la araña negra se cortaría el pelo al cero.

Camino a la gloria
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