Para pasmo de oposición, la del PSOE. Ahora resulta que lo del "Prestige" debe ser una cosa familiar, algo personal de Aznar, que debe solucionar organizando una serie de tertulias, hablando con voluntarios y pescadores. Si la responsabilidad fuera política, que es lo que creíamos que el PSOE reclamaba -aunque fuese con trampitas y pocas ideas-, el remedio, valga la expresión, tendría que venir de los medios: para controlar y limpiar la marea negra, para remediar sus consecuencias, para preparar a la comunidad autónoma para un futuro mejor que el que la desgracia ecológica parece destinar a Galicia si no se hace nada. Y parecia evidente que el problema, por los efectos sociales y económicos, iba más alla de las playas y los mariscadores. "Medios", decían los gallegos ante las declaraciones y visitas de los políticos. "Medios", repetían los alcaldes, seguros de haber encontrado una forma de quejarse que no pareciera inútil. Y cuando Aznar anuncia medios, es decir, dotaciones presupuestarias, sale Zapatero con lo de las charlas y la terapia oral.
Tardó el Gobierno, es evidente, en darse cuenta de la gravedad del problema. A la lentitud, sumó la cuota que correspondía a esta cuestión de la displicencia general del PP. Pero, cuando comienzan a reaccionar uno y otro, viene el PSOE con ese ridículo oponerse por oponerse. Tan ridículo que, si Aznar le hiciera caso, tendría que anunciar que se retiran las ayudas y las dotaciones presupuestarias y se organizan charlas y confesiones comunitarias en los pabellones deportivos gallegos. Aunque claro, esto de evitar la política, que es comprometida, y organizar tertulias parece marca de la casa socialista. Vease, si no, el País Vasco. Y Cataluña. Y...
Terapia oral
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