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Agapito Maestre

El error Rajoy

lo más grave es que Rajoy ha dado a ZP vida, tiempo y energías para que este recomponga su figura cuando estaba puesta en cuestión por el mundo entero

Humo, nada, queda ya de la entrevista entre Zapatero y Rajoy. Dos días después del encuentro entre estos dos hombres, casi nadie habla del “extraño compromiso” que alcanzaron, menos todavía de las ridículas comisiones que imaginaron para estudiar no se sabe muy bien qué asunto. Acaso los plazos para terminar con la estructura estatal de la nación española y, de paso, de España. Seguramente. La prueba de que ese “compromiso” sólo será una nota a pie de página para justificar el fin de la nación española está en la prensa del domingo: excepto unas pocas referencias a la iniciativa de Rajoy, la carta de Otegui, el representante político de los terroristas, y la presencia de ETA en la vida política lo ocupaba todo. Y me temo que lo seguirá ocupando en los próximos meses. ETA estaba muerta, pero ha sido resucitada por la coalición de socialistas y nacionalistas. La resurrección ideológica de ETA es la pieza maestra para dividir España. Carod-Rovira, Maragall y Zapatero han conseguido levantar a ETA para llevar a cabo su proyecto secesionista en colaboración con el PNV y CiU.
 
Y, sin embargo, el cándido Rajoy le ofrece a Zapatero su colaboración para que España no desaparezca. ¡Pobre iluso! Ha renunciado a su proyecto nacional desde el punto y hora que acepta la agenda política de socialistas y nacionalistas, especialmente la reforma de los Estatutos y la Constitución. ¡Inevitable! ¿Quién sabe? Pero lo más grave es que Rajoy ha dado a ZP vida, tiempo y energías para que este recomponga su figura cuando estaba puesta en cuestión por el mundo entero y, especialmente, por la mayoría de la nación española. Rajoy, inconscientemente, o peor, con falta de coraje moral, se ha sumado al coro de plañideras que frente al grito “mundial” de la balcanización de España responde con un canto cínico sobre la “necesidad de desdramatizar y no crispar la situación”. La nación española y la opinión pública mundial habían sintetizado todas las críticas a las acciones de Zapatero con una palabra: balcanización. Algo, dicho sea de paso, que Jiménez Losantos, en España, hace ya muchos años, había previsto con grandeza intelectual y sufrimiento personal.
 
La balcanización de España es ya un hecho, pero a algunos aún les cuesta comprender lo obvio. Sobre todo, les cuesta reconocer que el “nihilismo” pasota del Presidente de la nación española es sólo una táctica que oculta su verdadera estrategia: la destrucción de España. Por supuesto que no exagero. Estamos, dicho muy sencillamente, ante un acontecimiento político de extraordinaria envergadura, que requiere interpretación política. Algo, por suerte, que no está al alcance ni de los imbéciles que se dedican a la agitación y la propaganda de las creencias de ZP, despreciando a unos supuestos enemigos apocalípticos, ni de los turiferarios de Rajoy, pobres integradillos en la retórica de la insignificante progresía, que confunden su cobardía con las buenas intenciones. Ni propagandistas ni integrados se han enterado todavía de que la prensa mundial no se preocupa de España por un prurito intelectual, sino porque sabe que aquí se están jugando cuestiones dramáticas para toda Europa.
 
¿Cuánto tiempo tardará en percatarse Rajoy de que su buena voluntad, y sus mejores intenciones, pueden dar lugar el mayor fiasco de la historia de España? ¿Cuánto tiempo tardará Rajoy en enterarse de que su entrega a Zapatero es el comienzo de un trágala que tiene una trágica consigna: “Paz por territorios”? ¿Cuánto tiempo necesitará Rajoy para enterarse de que Piqué no es solución sino la ocultación de una tragedia?

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