Carnaval ya pasó pero Rodríguez y su siempre insuperable Moratinos han regalado a los españoles y en particular a las víctimas directas del terrorismo, una reedición de esas fiestas golfas y lúdicas que inventaron los romanos, aunque en este caso la transgresión se limite a exquisitas muestras de hipocresía y cinismo, tal la indeseable provocación del sultán marroquí al venir a Madrid a poner cara compungida por las hazañas de la flor y nata de sus súbditos. Dos acontecimientos simultáneos y de indudable significado político acaecidos en Madrid con motivo de la fecha del 11 de marzo: la obligada conmemoración de los asesinatos y una “Cumbre” –carísima, pero más bien colinita– sobre el terrorismo. Ambos hay que entenderlos en clave interna, como refuerzo propagandístico de un gobierno que intenta enmascarar su debilidad, desorientación y -¿por qué no decirlo?– su cobardía, con el festival mediático permanente, valiéndose del control casi absoluto que ejercen sobre los medios de comunicación, por aquello de que “así es, si así os parece”, o, dicho de modo más crudo, “Repite una mentira cien veces y se convertirá en verdad”: de tal suerte, si el referéndum sobre el tratado de la Unión Europea constituyó un fracaso rotundo, ellos proclaman el gran triunfo del Sabio de la Moncloa; mientras andan mendigando de Bush un saludo de cuatro palabras, aseveran sin pestañear el excelente estado de nuestras relaciones con Estados Unidos; en tanto blasonan de que sus grandes hallazgos de valor, virtud y sapiencia (Retiradas Preventivas y Alianza de Civilizaciones) nos han convertido en faro luminoso del planeta, la realidad difícil de ocultar, es que hemos regresado al lugar subsidiario que tanto les gusta para España (“Hemos vuelto al sitio que nos corresponde”, certificó alborozado su vate áulico Juan Goytisolo después de las elecciones del 14 de marzo); pero, sobre todo, exhiben sin pudor alguno su contradicción flagrante –pelillos a la mar, el desparpajo ante todo– cuando atribuyen la causa de los atentados de Atocha a la guerra de Irak y, de seguida, pegan un corte y juran que el resultado de aquellos comicios ninguna relación tuvo con esos atentados, por no reconocer que deben el puesto y el riego de enchufes a los terroristas islámicos. O gallo o gallina…, pero no, lo suyo es lo epiceno.
Serafín Fanjul
Ausencias y presencias
el boicot a Pipes se suplía con creces con la presencia de Táriq Ramadán, nieto de Hasan el-Banná , fundador de los Hermanos Musulmanes. Casi ná: imaginen al nieto de Drácula explicándose sobre las excelencias del mordisco en la yugular
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