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El asalto a la COPE y el espectáculo del PP catalán

Rajoy tendrá que explicarnos cómo va a conciliar lo que su partido reprocha al CAC en Bruselas –o en Madrid-, con la “independencia y pluralidad” con la que su partido sigue defendiendo a este mismo organismo liberticida en Barcelona

Pocas veces el PP se ha hecho merecedor, en un mismo día, de elogios y críticas tan acentuados como los que nos disponemos a dedicarle por sus actuaciones de este martes, tan clamorosamente contradictorias.
 
Por un lado, el Partido Popular que ha respaldado, encomiablemente, la iniciativa periodística en defensa de la libertad de expresión y que ya ha recogido más de 600.000 firmas de apoyo a la COPE ha presentado, este martes y en la misma línea, una Proposición no de Ley, por la que se instaba al Congreso a expresar "su más rotunda condena del asalto a la sede de la cadena COPE" perpetrado por los socios separatistas de ZP.
 
Por otra parte, y en el mismo día, el partido de Rajoy ha defendido en Cataluña “la pluralidad e independencia” del Consejo audiovisual de Cataluña (CAC), que es, precisamente, el organismo liberticida –controlado por el Tripartido y presidido por el socialista Joan Carbonell, con el que los socialistas y los nacionalistas que no han condenado, sino legitimado en el Congreso el acoso callejero a la Cope pretenden apagar administrativamente la voz de esta emisora en Cataluña.
 
Se dirá que –al menos el PP ha votado, finalmente, en contra de la bochornosa Ley Audiovisual, que es la que confiere al CAC la inconstitucional potestad de determinar la “veracidad” de las informaciones y la posibilidad de aplicar sanciones y de suspender licencias. Hay que recordar, sin embargo, que el PP, hace nada, se disponía a respaldar semejante atropello a la libertad de expresión; bajeza histórica que luego fue atemperada con la acomplejada decisión de solicitar un informe al Consejo Consultivo Catalán antes de decidir su voto.
 
El caso es que, después de aprobar el dictamen en comisión de la ley, los populares han votado, finalmente, en contra; un voto negativo que, sin tantos cambios y sin necesidad de intermediaros, debería haber estado meridianamente claro desde el primer momento para una formación coherente con los principios que se supone el PP representa o debe representar también, y especialmente, en Cataluña.
 
No contento con el bochornoso espectáculo protagonizado en Cataluña, Rajoy tendrá que explicarnos cómo va a conciliar lo que su partido reprocha al CAC en Bruselas –o en Madrid , con la “independencia y pluralidad” con la que su partido sigue defendiendo a este mismo organismo liberticida en Barcelona. Así, no hay que extrañarse que, tal y como reflejan los sondeos, el PP no levante cabeza en Cataluña. Claro que, para levantar cabeza, hay que empezar por tenerla, ejerciendo el liderazgo.

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