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Walter Williams

La pendiente resbaladiza

Ocho horas de sueño, ejercicio regular y consumo moderado de alcohol son importantes para una buena salud. ¿Debería regular esas decisiones el gobierno?

A través de los años, he intentado advertir a mis conciudadanos americanos del tiránico precedente y patrón de futuras tiranías fijado por los radicales anti-tabaco. La idea de esta columna no es reavivar el debate del tabaco. Ese tren ha salido ya de la estación. En su lugar, examinemos el patrón.

En las primeras etapas de la campaña anti-tabaco, hubo llamamientos a medidas "razonables" tales como secciones de no fumadores en aviones y señales de peligro para la salud en los paquetes de tabaco. En los años 70, nadie hubiera creído nunca que tales medidas evolucionarían hasta el nivel actual de ataque contra los fumadores, que incluye abusivos impuestos sobre el tabaco y prohibiciones de fumar al aire libre.

Pero la puerta se abrió y los radicales tomaron el control. Gran parte del ataque fue justificado por un estudio de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) sobre el fumador pasivo que utilizaba técnicas estadísticas que, de ser utilizadas por un investigador universitario, llevarían a su condena, por no decir a su expulsión académica. Pero vamos a suponer que usted apoya el ataque contra los fumadores. ¿Está preparado para la próxima ronda de tiranía utilizando las tácticas tan exitosas de los radicales anti-tabaco?

Según un teletipo del 2 de junio de Associated Press, "esas generosas raciones en los restaurantes –y bolsas para llevar las sobras– podrían ser cosa del pasado si los funcionarios de sanidad se salen con la suya". La noticia alude a un informe, financiado por la U.S. Food and Drug Administration (FDA) titulado "Forum Keystone sobre comidas para llevar: oportunidades para prevenir el sobrepeso y la obesidad". La FDA dice que el informe podría ayudar a la industria hostelera americana y a los consumidores a tomar medidas importantes para combatir con éxito el problema de obesidad de la nación. Entre las recomendaciones del informe para los restaurantes se encuentran: enumerar el contenido calórico en los menús, servir raciones más pequeñas, y añadir más fruta, verdura y frutos secos. Tanto el Departamento de Salud y Servicios Humanos como la FDA aceptan los hallazgos del informe.

Ahora mismo, la FDA carece de autoridad para exigir a los restaurantes etiquetar la cifra de calorías, fijar los tamaños de las raciones en los menús, o prohibir a los clientes llevarse a casa una bolsa de comida para llevar. Pero eso es ahora mismo: recuerde que las etiquetas de advertencia en los cigarrillos fueron las primeras medidas de los radicales anti-tabaco. Hay radicales como el Center for Science in the Public Interest, radicado en Washington, que durante mucho tiempo atacaron a restaurantes chinos y mexicanos por servir a los clientes demasiada comida. También dicen que "la cafeína es la única droga ampliamente añadida al suministro alimentario". Han pedido etiquetas de advertencia de cafeína, y no se detienen allí. El director del Centro decía que "podríamos crear impuestos sobre la mantequilla, las patatas fritas, la leche entera, los quesos y la carne". Las previsiones de impuestos más altos son música para los oídos de los políticos.

¿Cuántos norteamericanos querrían ir a un restaurante y tener al camarero diciéndote, basándose en las calorías, qué es lo que tendría que tomar para cenar? ¿Cómo le gustaría que el camarero le dijese, "según las regulaciones gubernamentales, no podemos darle una bolsa para llevar"? ¿Qué hay de una cajera del Burger King que rehúsa vender patatas fritas a gente con sobrepeso? Usted dirá: "¡Williams, eso es una locura! Nunca llegaría hasta ese punto".

Apuesto a que ésa habría sido la misma respuesta que hubiera dado durante los años 70 si alguien le hubiera dicho que llegaría el día en que ciudades tales como Calabazas (California) o Friendship Heights (Maryland) redactarían ordenanzas prohibiendo fumar al aire libre. Los tiranos siempre empiezan con medidas pequeñas que parecen razonables. Revelar su programa completo desde el principio se toparía con demasiada resistencia.

Las decisiones dietéticas que tome la gente no son asunto de nadie más. Sí, existen resultados sanitarios negativos derivados de hábitos dietéticos sin cabeza y, a causa del socialismo, el contribuyente tiene que hacerse cargo de la cuenta. Pero si permitimos que los resultados sanitarios negativos derivados de elecciones sean guiados por la intervención gubernamental, entonces estamos pidiendo que el gobierno intervenga virtualmente en todos los aspectos de nuestras vidas. Ocho horas de sueño, ejercicio regular y consumo moderado de alcohol son importantes para una buena salud. ¿Debería regular esas decisiones el gobierno?

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