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Agapito Maestre

Un Gobierno a la deriva

La figura de presidente de Gobierno es tan endeble que hasta su nivel de valoración en todas las encuestas baja. Nada parece que pueda frenar la caída.

El Gobierno de Zapatero está quemado por todas partes. Sus desastres son nacionales e internacionales. El asunto de la emigración roza lo esperpéntico. El envío de tropas españolas al Líbano limita con la tragedia. Esto no parece un gobierno normal sino un esperpento de Valle Inclán. Los terroristas de ETA marcan la agenda del Gobierno. Las declaraciones de Julen Madariaga, fundador de ETA, no pueden ser más reveladoras sobre la falta de lealtad de los socialistas con las fuerzas democráticas. El panorama es dramático con ministros desaparecidos o escondidos, responsables de ministerios contradiciendo las declaraciones de José Blanco, jefes de prensa justificando ridículamente que el presidente no tiene ganas de dar una rueda de prensa para informar de lo tratado en Helsinki, una entrevista patética de Zapatero con la señora Merkel para tratar el asunto de la OPA provocada por el Gobierno sobre Endesa... En fin, todo resulta pavoroso, especialmente para el Gobierno, que pierde votos cada día que pasa, pero no se "decide" a convocar elecciones anticipadas para parar la sangría.

La figura de presidente de Gobierno es tan endeble que hasta su nivel de valoración en todas las encuestas baja. Nada parece que pueda frenar la caída. La encuesta de Expansión, periódico nada crítico con el poder, marca toda una tendencia al valorarlo tres puntos por debajo respecto al anterior sondeo. Otro tanto sucede con las encuestas de opinión ante las próximas autonómicas y municipales. En todos los sondeos baja el PSOE. Así las cosas, es comprensible que los posibles candidatos a la alcaldía de Madrid huyan de la quema. Bono, por ejemplo, sabe lo que hace.

Con este horizonte por delante ya hay socialistas, bien es cierto que son los menos y, especialmente, los que no tocan mucho poder, que empiezan a pedir elecciones anticipadas. Naturalmente, Zapatero se niega a la anticipación de elecciones, sobre todo viendo el fracaso de la negociación con ETA, y prefiere trampear hasta llegar al final de la legislatura. Puede pagarlo caro, lo sabe, pero arriesga, a pesar de que ya hay vaticinios, insisto, que le dicen a Zapatero que o convoca elecciones generales anticipadamente o su derrota puede ser histórica.

Quizá la derrota, en mi opinión, no sea histórica, entre otras razones porque el Gobierno maneja, o tiene a su disposición, casi todos los medios de comunicación, pero es cierto que su fracaso puede ser significativo. Hagamos cuentas sencillas. El PP para ganar las elecciones necesita dos millones de votos más que el PSOE. ¿De dónde saldrán esos votos? No habrá, quizá, un vuelco espectacular, pero cientos de miles que votaron al PSOE por la manipulación horrorosa que la izquierda hizo de la guerra de Irak contra Aznar, sin duda alguna, ya no votarán a Zapatero, porque se han percatado que todo fue manipulación. Segundo, los aproximadamente 700.000 votos, que hubieran votado al PP de no ser por el atentado terrorista del 11-M, ya no volverán a votar al PSOE, porque son conscientes de que hubo manipulación socialista. Y, finalmente, habrá votantes del PSOE que, después de contemplar las barbaridades llevadas a cabo por Zapatero en esta legislatura, cambiarán su voto al PP. Sumados todos esos votos, seguramente, lleguen fácilmente a los dos millones.

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