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Juan Carlos Girauta

Ibarretxe como pérdida de tiempo

Ahora, por si fuera poco, coge Ibarretxe, se baja de la Enterprise (¡ya insinuó Carmen Calvo que volvería la Federación de Planetas Unidos, y no le hicimos caso!) y les planta su lógica negociadora en toda la cara, a menos de cinco meses de las elecciones

La lógica de Ibarretxe tiene una apariencia aseada. ¿Cómo se va a negar el Gobierno español a negociar con él después de haberlo hecho con ETA y Batasuna, valga la redundancia? No obstante, bajo el pulcro silogismo implícito se esconde una falacia cochambrosa que corresponde a los socialistas higienizar.

Trabajo comparable a la limpieza de los establos de Augías. Resumiendo, una putada, que diría Vicefernández. No se les ve muy dispuestos a reconocer su culpa, la grandísima culpa contraída al poner a los encapuchados a su misma altura, que es la de un Gobierno legítimo empeñado en dejar de serlo. ¿O acaso humillaron a los etarras sentándolos en sillitas más bajas para que les quedara el mentón a nivel de la mesa, al modo de Peter Sellers en El guateque?

Hay que ser un hooligan socialista para creerse a estas alturas que Rodríguez no estaba dispuesto a las concesiones políticas. ¿Habrá que recordar las dos mesas? ¿Habrá que volver a ponerles frente a la vergüenza de aquel Patxi Nadie que buscaba y hallaba razones bajo unas capuchas que son pura sinrazón, vertiente sanguinaria?

Se les ve perdidos y tensos: Vicefernández abroncando a la presidenta del Tribunal Constitucional, como si hablara con su asistenta; el pobre Blanco desbarrando, creando fantoches de fachas que pertrecha de noche como muñecos madelman para de día barrerlos con vídeos y calumnias, un juego solitario. Y ahora, por si fuera poco, coge Ibarretxe, se baja de la Enterprise (¡ya insinuó Carmen Calvo que volvería la Federación de Planetas Unidos, y no le hicimos caso!) y les planta su lógica negociadora en toda la cara, a menos de cinco meses de las elecciones.

Si esto fuera un seminario de negociación en vez de una columna, les aconsejaría (no viene de un asesor más, presidente; háztelo, tío) que fueran al principio de sus apuntes, a la primera página, donde dice que se negocia sólo sobre aquello que queda fuera de las relaciones de poder. Así, cuando abran la puerta de la Moncloa y encuentren allí plantado al Doctor Spock –"Hola, vengo a hablar de la autodeterminación"–, podrán despacharlo inmediatamente: "No es aquí". Lo que les ahorrará un tiempo precioso en época preelectoral. Un tiempo que podrán dedicar a pertrechar más fantoches de fachas, a troche y moche, con sus banderitas "del pollo" y sus cocodrilos, y hasta sus bracitos en alto.

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