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Juan Carlos Girauta

El pueblo lo ha querido

El ganador dirá que va a gobernar para todos porque eso ya es parte del ritual electoral. Pero el hecho es que estos años no ha sido así. En realidad, ha sido peor que gobernar para una parte; ha sido gobernar en contra de media España.

Las consecuencias del refrendo a Zapatero por parte del pueblo soberano son tantas y tan profundas que uno no sabe por donde empezar. Para el PSOE, que se viene creciendo desde el adanismo temerario de su líder, puede suponer una interpretación particularmente peligrosa: la del aval popular a la peor de las tesis expuestas en el segundo debate, la que presenta al partido socialista como "el eje de la democracia". Ello equivaldría a avanzar en la patrimonialización burda del poder, tentación que el PP no debe admitir. Una cosa es gobernar legítimamente y otra muy diferente suplantar al sistema excluyendo al otro gran partido.

Pero las consecuencias para el PP no son tan graves como indicaban las primeras israelitas. Dado el mantenimiento de un altísimo suelo, nada justificaría la dimisión de Mariano Rajoy. Siguiendo la tradición de la derecha española, algunos se frotaban las manos dispuestos a saldar sus cuentas con quien les ha postergado (o con quien simplemente ha aplacado sus expectativas). Otros, sin agravios que los motiven, se habrían sumado alegremente a la gran lanzada del moro muerto. Ya pueden olvidarse porque el moro sigue vivito y coleando.

Mientras se discutía si los excesos y las carencias del socialismo español eran resultado de su dependencia de separatistas catalanes y neocomunistas españoles, o simplemente reflejaban la indigente idea de España que afecta a su líder, el PSOE procedía silenciosamente a practicar una OPA sobre tales formaciones. De modo que, aún subiendo el PP en escaños, le ha resultado imposible alcanzar a quien ha recibido la inestimable ayuda de ERC, que se queda en nada, y de IU, que se queda en menos.

El ganador dirá que va a gobernar para todos porque eso ya es parte del ritual electoral. Pero el hecho es que estos años no ha sido así. En realidad, ha sido peor que gobernar para una parte; ha sido gobernar en contra de media España. Así que los precedentes no auguran nada bueno.

El plan de Zapatero es demoler el sistema que conocemos e instaurar uno nuevo donde los prejuicios progres se convierten en doctrina ciudadana y donde la discrepancia obliga a arrostrar con los más infamantes sambenitos. Aun perdiendo las elecciones, el PP no ha visto desautorizadas sus premisas. Uno no deja de tener razón por estar en minoría; simplemente ha de apartarse para que el legítimo ganador gobierne. Sujeto a la acción de control de una oposición a la que espera una travesía amarga pero no una ruptura, sujeto a la libre crítica de los medios y sujeto a las leyes.

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