Garci suele decir que él no cumple años sino películas; los columnistas lo que cumplimos son artículos. Y hará cien o doscientos artículos que les contaba mis temores a que la ONU se hiciera cargo de internet permitiendo que las dictaduras la censuraran y los socialdemócratas europeos la cargaran de impuestos. Hace pocos días se dio silenciosamente el primer paso de ese camino, y está por ver si esto es una de esas pendientes resbaladizas que nos vayan conduciendo a un internet completamente distinto, controlado por los políticos. Y como todas las cosas malas de las que no tenemos casi noticia, el responsable es Obama.
Las actividades del llamado gobierno de Internet son, por ahora, muy limitadas, reservándose sólo el reparto de números IP entre naciones (algo así como si repartiera los prefijos telefónicos) y la decisión de quien se encarga de gestionar los nombres de dominio. Lo ejerce ICANN, una organización sin ánimo de lucro situada en Estados Unidos y hasta ahora dependiente del Departamento de Comercio del Gobierno federal, que tenía derecho de veto sobre sus decisiones. No es que lo ejerciera mucho, de hecho no tengo noticia de lo que lo hiciera nunca aunque sus objeciones al dominio pornográfico .xxx posiblemente fueran la causa de que la propuesta se rechazara. Pero su mera existencia impedía que se hicieran propuestas que se sabía que jamás prosperarían. Ahora ese freno ha desaparecido.
Desde el 1 de octubre el Departamento de Comercio ha perdido voluntariamente ese poder y la supervisión la ejercerá un grupo de expertos nombrado por la misma ICANN. Está por ver qué consecuencias tendrá esto. Pero se han quitado los frenos que impedían que el gobierno de internet acabara en manos de la Naciones Unidas.
Lo que cabe esperarse de una ICANN en manos de la ONU quedó claro en 2003 cuando Paul Twomey, el presidente del ICANN, tras un vuelo de veinte horas para ver qué se cocía en las conversaciones preliminares de una cumbre donde se podía decidir el futuro del organismo que preside, fue expulsado de las mismas tras decidir los gerifaltes del contubernio, que "no querían observadores". Aunque el observador fuera el entonces primer ministro de internet, por llamarlo de algún modo. Mientras, los funcionarios responsables de la censura de la red disfrutaban de la amable compañía y camaradería de los demás delegados.
Uno de los principales defensores de controlar la ICANN desde la ONU ha sido China, que criticó en 2005 el "monopolio" de Estados Unidos sobre el sistema y argumentó que los asuntos referentes a internet "debían ser resueltos por los estados soberanos en conjunto en el marco de la ONU". Fue como volver al pasado. En los 70 y 80 los países "no alineados" protestaron por el sesgo pro-occidental de los medios de comunicación e incluso estudiaron la implantación una licencia mundial para ejercer el periodismo expedida por la UNESCO. Así, la sensible mayoría de dictaduras en la ONU podría llevar a internet a desaparecer como el medio libre que conocemos y convertirse en algo más parecido a lo que tienen en China.
Y este riesgo lo estamos corriendo... no se sabe bien por qué. Quizá por eso de que Obama está muy a favor de mejorar las relaciones entre los pueblos y tal, y le sonaba muy mal eso de que Estados Unidos tuviera control sobre internet, demasiado unilateral, ya saben. Contra la estupidez toda lucha es vana.