Los cortes de carreteras de mineros leoneses -antes de que se completase la A6- ¿fueron, son, la base del poder de Zapatero: su subida en el psoe y su instalación en la chepa de todos nosotros?
Personalmente los cortes de carreteras me han sido mucho más hostiles y alarmantes que las complicaciones en los vuelos; no sólo de controladores se alimenta la 'alarma': gasolina barata y calles abiertas, coche particular son esenciales; aves y aviones, también, pero no más.
El totalitarismo no basa su poder en la nación, sino en el partido. No ocupa el Estado, lo pone a su servicio, como un virus una célula o una voluntad ajena un zombi sin vida. Por eso desvitaliza a la nación y a su estado hasta que es una muñeca rota en sus manos.
Ya Hannah Arendt vió esa aparente contradicción de un régimen que maltrata sus herramientas, incluidas sus propios cuadros. El totalitarismo trabaja en esa corrupción cadavérica de la sociedad y del estado; promueve la desorganización y la disolución es su condición, cabalga la ola del caos y medra en el rio revuelto y la estampida.
Si soberanía es, según Carl Schmitt, la capacidad de declarar la excepción, en el totalitarismo todo es excepción, y llevamos el camino.
Hay en verdad un truco para limpiar las heces de la educación: no es un programa institucional; sí un programa de resistencia subjetiva para que una vez transformado el Yo pueda lanzarse éste algún día a la conquista de su medio. El Yo como conquistador, alevín y aventurero. ¿ Hasta dónde ha de llegar el Yo..yo?. ¡Por Dios!, qué inocencia la de estos hombres. ¡Les ha pasado desapercibido un pensamiento asombroso!. Si sí, hablan del régimen de excepción de Zapatero, se atreven a entonar las figuras de su encanallamiento, resentimiento y excepción como fenomenólogos del espíritu de primera línea, pero no ven en verdad el misterio más luminoso y más embriagador de fondo. ¡Una pregunta bastaría para sanarlos!.
Sabe Dios qué profundos y extraños mecanismos genera la tierra, la orografía y la luz solar para fermentar cierto tipo de hombre y cierto tipo de almas, pero todo hombre medio culto de España debiera recordar ese personaje que cristalizó tan bien la verdad de los ojos incendiados de ideal y de locura del alma castellana. Seamos cazadores de verdades interesantes y digamos, aún arriesgándonos: no podemos eximir a la tierra de la verdad de la extravagancia de Zapatero. El espíritu castellano es voluntad fantasmática y lucha monumental con sombras. A estas alturas sabemos que cuando hablamos de Zapatero y hablamos de nosotros, hablamos de Don Alonso Quijano.
¿ Y si lo unimos con el teatro barroco? ¿ No es este hombre un amante del histrionismo en la Acción, y por tanto en la Política? ¿ Y no se degenera con él, en su evolución moderna, la imagen hasta su esperpento y disparate?.
¿Seguimos creyendo que la tierra no genera, ni una pizca, hombres excepcionales, enfermos, extravagantes y alucinados?. ¡Echen la culpa a España de la maldad de Zapatero!. En las tipologías culturales de un pueblo brilla la sospecha de las posibilidades insignes presentes en sus miembros. ¿ Pero de dónde viene este más allá, esta inconformidad con lo real que les lleva a imaginar, a querer, a desear, al vivir mismo en la inasible sustancia de imágenes irreales y acciones desbordadas?. ¿ Puede haber conquista de lo inexistente más allá de las columnas de Hércules de un pueblo que en su "sangre" no respire plus ultra?. ¿ Se podía haber conquistado América sin la necesidad del "exotismo" como verdad?.
¿ Y aparte del destello de la locura de la luz qué más rasgos esenciales tiene el hombre español?.
Su vulgar realismo como contraparte, en cuya banalización de todo objeto ideal creo ver una proclive tendencia al escepticismo y a todo aquello que queda más allá de sus manos. ¿ Pero es don Alonso en verdad un escéptico de su propia locura?. Alonso no, pero quien le da vida a su personaje sí, pues en su parodia delata la conciencia de la duda y el descrédito como ilusión de sus ideales vitalizadores más brillantes. Es decir, Zapatero vive la ilusión de su excentricidad con la propia duda ante ello. Zapatero simplemente actúa en la escena una posibilidad suya al servicio de su narrador omnisciente. Y vamos a decir ahora un pensamiento serio, y a la vez trágico: todo dogmatismo aparente que se muestra en su figura y del que los actores compañeros de su escena, la oposición, no cesan de achacárselo, se desparrama en verdad por el intento del autor de vivir en su personaje la verdad sin duda. El español busca no la verdad, sino Vivir la verdad misma. Por eso no puede aparecer ninguna distancia ni mediación externa de él con ella. Si la verdad es encontrada el encuentro en la forma de separación con ella no es suficiente verdad. El español busca el límite máximo, el extremo como criterio de plenitud. Por eso, no hay verdad sin extremismo. ¡Rompe todos los mecanismos clásicos del Estado de Derecho!. Para alcanzar la verdad política, para vivir la Política en su figura mayor necesita hacerlo. Zapatero necesita ingerir como un chamán la víscera para incorporar el màna, para ser uno con el daimon. El chamán es el mago, el jefe de la tribu. El chamán es en la sucesión de sujetos correspondientes a la verdad su última figura por delante del poeta y del filósofo. El chamán es el alethófago: el que se alimenta de la verdad. Creo ver en el español algo de estos elementos atávicos y ancestrales en su modo de querer, esto es, en última instancia en su modo de ambicionar la Plenitud con la Cosa. Zapatero es un chamán de la política hijo cósmico de su tierra.
Su excepción radica en no ocultar su naturaleza sino simplemente....en dejarla. La potencia de una individualidad que en su manifestación más insigne puede desvelar un profundo modo de ser del espíritu de su pueblo, es ocultada y enterrada por la cultura de usos sociales dominantes. Un poder de individualidad fuerte en hombres excepcionales puede hacer saltar estos usos como piezas superficiales por los aires para empeñarse en la autoconstrucción de su propia subjetividad como una identidad objetiva allende a ellos y en conexión con la naturaleza que en sus mandatos vocacionales delata historias inenarrables que jamás sabremos de sus orígenes filogenéticos. De este modo nos lanzamos a la hipótesis de que en el individuo excepcional cuando rompe con los usos sociales de su entorno no se produce el estallido de una singularidad aislada y atómica de él sólo, sino que emerge también bullente con él la verdad colectiva de su pueblo con su máxima vitalidad y fuerza. He ahí la verdad del Quijote no como una ficción novelesca sino como una cristalización de una verdad latente en algunos hombres castellanos. No explica toda su extravagancia, toda su locura, pero sí parte y nos ilumina.
Ese hombre mitad loco idealista, disparatado, teatral y extravagante, mitad vulgar realista y práctico, proclive a lo escéptico sin que nadie lo sepa, que lleva un chamán dentro y es por ello algo místico, forjado en la dureza y frialdad estoica para ser superviviente en la arena, seductor dondequiera y con una peculiar sarcástica sonrisa y estilo para ello, aunque no es sólo perverso sino también hombre de anhelos, ¡siempre vividor y aventurero!, nada conoce de la cultura que es “naturaleza” en su sangre. Es en verdad el español. Es en verdad, Zapatero.
El secreto para la Educación del Yo Ideal en seguida lo veremos. Por el momento callemos o digamos algo más interesante que el silencio. (Pitágoras)
Intermezzo
D. Agapito me encantaba escucharle en la tertulia de los catedráticos de los viernes después del informativo de la noche de Dieter, ahora con el cambio de horario no le oigo casi nunca lo que sinceramente lamento porque la tertulia con Gabriel era, y supongo que sigue siendo, lo mejor de toda la radio y Tv de toda España.
Creo que su artículo expone el caso de Zapatero con claridad meridiana, hace mucho que pienso y siento que este individuo es perverso y que tiene un programa perfectamente diseñado para destruir todo nuestro sistema de valores y enfrentarnos a unos contra otros como forma de mantenerse en el poder.
Solo a eso dedica sus esfuerzos, para el resto de actividades es un vago redomado y no le importa que los problemas se pudran sin que él haya hecho nada por solucionarlos. En el caso de los controladores le ha explotado en las narices y para resolverlo ha planteado un órdago asumiendo que la intervención subsiguiente le supondría la exhibición de un golpe de autoridad frente a los "malos", aunque parece que no le está saliendo exactamente como suponía