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Fundación Heritage

La promesa y los peligros de 2011

Los liberal-conservadores están ganando donde más importa... y no es solamente en las urnas. Estamos ganando la batalla de las ideas. Y los progres se están dando cuenta.

Es una época emocionante para los liberal-conservadores, pero también peligrosa.

Por una parte, ahora tenemos oportunidades a manos llenas debido en gran medida a que los progres se extralimitaron. Una exaltada mayoría en el Congreso, espoleada por su victoria en la Cámara de Representantes reformando el sistema sanitario de Estados Unidos en la Nochebuena de 2009 inauguró el año 2010 con una agenda de extrema izquierda y muy lejos del sentir del pueblo americano.

No podrán decir que no se lo advertimos. Los liberal-conservadores dijeron en varias ocasiones que los votantes no iban a soportar que hubiese más gasto, más regulación, más control "desde lo alto". Como ya escribí en una columna en enero del año pasado: "Nuestros líderes harían bien prestando atención a la sabiduría del pueblo antes de que tengan que sufrir en carne propia en noviembre por no hacerlo". No escucharon. Por tanto, lo sufrieron.

Entonces, ¿por qué es 2011 una época peligrosa para los liberal-conservadores? Por dos razones.

En primer lugar, hay mucho por hacer y muy poco margen para el error. Obamacare ahora es ley en la nación y tenemos un nuevo tratado START. Este tratado obstaculizará las iniciativas de Estados Unidos para desplegar una defensa antimisiles. Obamacare hará de la atención médica algo menos asequible. Partimos de un agujero.

En segundo lugar, es fácil perder de vista lo que está verdaderamente en juego. Es más que una simple lucha por una legislación específica. No se trata solo de atención médica, tratados lesivos, subidas de impuestos o recortes en defensa, con todo lo importantes que puedan ser. Se trata de los principios fundacionales de Estados Unidos de América. Es sobre la relación fundamental entre los ciudadanos y su gobierno.

Por ejemplo, ¿somos una nación en la que el Gobierno puede ordenarle a la gente comprar seguro médico? Deje de lado por un momento cualquier debate sobre lo atinado de la cobertura. La pregunta es: ¿permite la Constitución de Estados Unidos que el Gobierno federal me obligue a comprar el seguro médico? Este tipo de debates tan cruciales es lo que ha motivado a miles de americanos a implicarse en el debate público y que vemos en el movimiento Tea Party.

Tome en consideración lo que ha vivido esta nación durante los últimos doce meses. A lo largo y ancho del país, gente que jamás se había metido en política, de pronto saltó a la palestra. Han escrito cartas, han hecho llamadas telefónicas y han asistido a reuniones locales de participación ciudadana. Fuere cual fuere el foro, la ciudadanía ha pedido cordura fiscal, responsabilidad individual y gobierno limitado, todos principios constitucionales. Y está funcionando.

Los progres pueden intentar todo lo que quieran ponernos en un "camino de servidumbre", por usar la famosa frase de Hayek. El hecho es que los liberal-conservadores están ganando donde más importa... y no es solamente en las urnas. Estamos ganando la batalla de las ideas. Y los progres se están dando cuenta.

En los últimos meses, la administración Obama ha comenzado a tomar ideas directamente del libro de estrategias liberal-conservadoras.

  • En lo referente a la seguridad nacional, ha cancelado los juicios civiles para terroristas, Guantánamo sigue abierto y ha prorrogado las provisiones más importantes de la Patriot Act.
  • En lo referente al gasto federal, ha propuesto congelar los salarios federales como un primer paso hacia la cordura fiscal.
  • En lo referente a la inmigración, la izquierda ha abandonado su intento de lograr una reforma inmigratoria de gran envergadura.
  • En lo referente a la recuperación económica, la administración ha admitido que las subidas de impuestos de Obama son una equivocación.

Sin embargo, queda mucho por hacer. Mi esperanza es que el nuevo Congreso llegue hasta el final, aprovechando el empuje del momento para cumplir con el mandato liberal-conservador conseguido en noviembre. Manteniéndose firmes en sus principios, los liberal-conservadores pueden presionar para revocar Obamacare, contener el gasto público, las regulaciones y acabar con todas las subidas de impuestos.

Pueden, en pocas palabras, prestarle atención a la sabiduría del pueblo.

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