¡Qué suerte que el islamismo haga acto de presencia! ¡Cómo en un entierro! ¡Llegó, dio el pésame a la familia, hizo acto de presencia durante un momento y se marchó!
Pues creo que el editorial no refleja lo que dice el titular, sino todo lo contrario.
Es el comienzo de la 3a guerra mundial.
Esta vez nos enfrentamos a locos que no temen la muerte.
PEro en Europa no se han enterado.
Muy bueno y atinado el editorial, como siempre (o casi).
Sin embargo ¿se os ha colado un redactor de El Mundo para hacer el último párrafo?
Lo digo ("sin acritud", como decía aquel), porque eso de esperar que Occidente, especialmente si nos referimos con esa palabra a los Gobiernos de las democracias atlánticas, sepa ver y precaverse del peligro de la islamización del Norte de África, rezuma un buenismo pedrojotiano (léase ingenuidad rayana en la tontuna) que no es propio de un medio como LD, en el que se supone que ya nos hemos caído del guindo con respecto al Islam, así como respecto a la "visión" de nuestros bienamados "líderes" ¿no creeis?
En fin, tampoco os lo toméis a mal, solo que el último párrafo me ha parecido eso.
Un saludo
En estas fechas, están abundando en los medios las noticias, análisis y opiniones sobre la ola de revoluciones, que supongo básicamente juveniles y urbanas, que al grito de libertad, y también pan, se está propagando virulentamente por el mundo musulmán. Como seguidor interesado, me gustaría conocer el papel que pueden desarrollar los ejércitos de los países concernidos en la evolución y resultado final de esos trascendentes movimientos sociales. Más o menos, sabemos del que, desde hace más de un siglo, ha desempeñado en Turquía, y del ,recientemente, en Túnez y Egipto. Ciertamente, habría que distinguir entre los países con un ejército nacional "occidentalizado", como los aludidos, y otros, tribales o pretorianos, como tal vez sea el caso, respectivamente, de Afganistán y Libia y Bahrein. Si desde un comentario de usuario, perdido en el mar de tinta, se pudiera perdonar la osadía de solicitar a expertos en cuestiones estratégicas que se tratare esta temática, sin despreciar este enfoque, extendido, en particular, a Marruecos, cuenten con mi atención y gratitud.
No comprendo el interés de Occidente en tutelar los procesos revolucionarios o reformistas en los países árabes. A mí me gustaría mucho que allí surgieran estados democráticos prooccidentales pero no estoy seguro de que eso sea lo que quiera la gente. El que los islamistas se hagan con el poder es una alternativa probable e inquietante pero esos pueblos deberán elegir su destino. Allí no ha habido una revolución como fue en Occidente la francesa, están todavía en su "Antiguo Régimen" y, lógicamente, tienen muchas dificultades para adaptarse al mundo moderno y globalizado en el que están inmersos. Eso tiene que cambiar inexorablemente. La reinstauración del califato medieval no creo que sea un buena solución a sus problemas y la opción islamista sólo puede triunfar por la desesperación de la población pero no creo que resuelva ninguna de las espectativas de sus ciudanos que lo que quieren es tener mejores espectativas de vida y no más mezquitas. Una cosa es predicar y otra dar trigo y para dar más trigo que el actual los islamistas lo tienen difícil en países como Egipto o Marruecos que tienen que vivir del trabajo de sus ciudadanos y no de los ingresos pretrolíferos como hace Irán. Occidente debe preocuparse por su cohesión, por tener unos valores propios y no estar acomplejado frente a otras culturas que siempre nos mirarán con desconfianza e incluso con hostilidad pero no creo que deba supervisar o tutelar permanentemente los procesos políticos en el mundo árabe. Ellos tienen derecho a elegir su destino y también a arrostrar las consecuencias de sus propias decisiones.
Absolutamente de acuerdo con la conclusión; Occidente debe tener muy claro que debe combatir al Islamismo. Sin embargo, la cuestión es el cómo y en este sentido, no creo que líderes como el Sr. Barack Hussein Obama ni D. José Luís Rodriguez Zapatero sean capaces siquiera de alzar la voz al respecto, a no ser para recitar lugares comunes y vaciedades retóricas. Mientras que el resto, se encuentran demasiado mediatizados por sus respectivos electorados, que para nuestra desgracia, están cada día más trufados de Islamistas con piel de cordero.
El verdadero problema es que ya no se trata de un enemigo exterior al que sería relativamente fácil hacerle frente, sino una activa y progresivamente creciente quinta columna con la que nos cruzamos a diario en nuestras calles y que además de habernos tomado la medida, anda sobrada de cinismo y arte para el disimulo.
Por poner un ejemplo: en estos días se habla de que el partido Islamista -ellos le llaman Musulmán para que nuestros castos oídos no sufran- se prepara presentar candidaturas en muchas circunscripciones Españolas con la pretensión nada más y nada menos que "el renacimiento y unión de España" -ya saben cómo hay que interpretar aquí lo de "REC..nacimiento"- y ¡Pásmense! Para como de desfachatez, anuncian que la mayoría de candidatos ¡Serán mujeres!
En fin, yo no apostaría la paga del domingo por la pervivencia del mundo Occidental y su cultura. Pero como siempre me gusta sacar alguna moraleja positiva, me consuelo pensando en que estos sí que son adversarios a la altura que se merecen gentes como Rubalcaba.
campoman:
Comparto totalmente su opinión, pero en su último párrafo, toca usted un asunto que es -creo- de la mayor importancia. Me refiero a ese derecho de "no ingenerencia" a que alude. En especial, a que como atinadamente señala, todos los pueblos "tienen derecho a elegir su destino y también a arrostrar las consecuencias de sus propias decisiones".
El argumento, dicho sea de paso, ha sido esgrimido hasta la saciedad por todos los progres que en el mundo han sido, desde que yo tengo recuerdo de albergar alguna inquietud política. No se si tendrá usted edad para acordarse, pero ya hace mucho tiempo que oímos aquello de "África para los africanos" con que nos castigaban los progres de la época que entonces no sabían que eran progres porque el término no se había inventado aún, pero que ahora peinan canas y tienen nietos.
El asunto es que no vivimos en compartimentos estancos, sino en una aldea global; que las decisiones de unos, tienen inmediata repercusión en otros. No hace falta que le recuerde lo de Chernobil y Chernobiles sociales hay muchos en el mundo, ante los cuales, desgraciadamente no podemos mirar hacia otro lado y decir "son asuntos internos del vecino".
Ocurre además, que la mayoría de las veces, esos que como usted preconizan el derecho de los pueblos a arrostrar las consecuencias de sus propias decisiones, no tienen inconveniente en reclamar la solidaridad internacional -léase aflojar la pasta- en cuando los derechohabientes no tienen para comer o sufren cualquier otro tipo de calamidad económica como consecuencia del ejercicio de su libertad.
Podría extenderme mucho más en el asunto, pero resumiré diciendo que un servidor al menos, está hasta los mismísimos de esos pueblos y esos progresistas que nos machacan con la idea de que nuestro papel ante el tercer mundo debe ser el del papá del niño tonto. Es decir, funcionar como un cajero automático, pero ni siquiera preguntar o asomar la nariz por su habitación para no violar su sacrosanta privacidad.
En realidad, creo que tiene razón en el fondo y estaría dispuesto a suscribir íntegramente su planteamiento, siempre que al mismo tiempo, cuando apareciera una patera con emigrantes intentando entrar ilegalmente en el país, fueran fusilados en la playa (naturalmente, entendido esto último como una figura retórica).
Otro día que tenga más tiempo y gana, me extenderé en la otra cara de la moneda. Es decir, a cómo esos en cuyas decisiones internas no podemos inmiscuirnos, tienen todo el derecho a inmiscuirse en nuestro sistema en cuanto ponen un pie en nuestras playas sin haber sido invitados.
Salu2