Mi padre siempre me dijo nunca discutas con un imbecil
porque te hará bajar a su nivel
y luego te ganará por experiencia.
Por eso nunca discuto con los catalibanes de CiU y ERC
Nadie, sr. Polo, salvará al catalanito de a pie porque ya se han encargado de desactivarle, al joven que hubiera podido ser rebelde, desde la escuela donde le han preparado para aceptar, callar, buscarse el favor de la seño feroz, o el profe idem, aceptando la vejación al compañerito en desgracia -las más veces, porque no pide en catalán el permiso para ir al lavabo, o cosas así; y luego, ya en la edad adolescente, les entregan al consumo de drogas que venden sus compañeros norteafricanos, u otros, mientras las directivas de los colegios hacen como que no saben ni contestan, y les acaban de atontar permitiendo que pasen de curso sin saber leer ni escribir, sin entender una jota de lo que oyen y sin saber hacer la o con un canuto.
En los barrios castellanohablantes la tarea es brutal, inmisericorde, escandalosa; en los centros pequeñoburgueses es más de pellizco monjil.
El resultado es el mismo: una juventud desactivada tras muchos años de lluvia fina pervertidora. Hasta los huesos les han calado.
Y el profesorado, entregado a esa tarea, cómplice de la masacre del alma justiciera de los jóvenes, a cambio de casi nada porque ni siquiera es un colectivo prestigiado y bien pagado.
Así pues, nadie, nadie podrá salvar a Cataluña de lo peor de sí misma salvo, claro está los propios catalanes cabales, los honrados, los que conserven un adarme de vergüenza ajena.
Me ratifico tras la lectura de lo último de Marsé de hoy en "El Mundo". Para él los nacionalismos son de risa y, por no desequilibrar, habla de los dos (?)
"Porque eres tibio...", creo que sabrán lo que sigue y viene de la Biblia.
En fin.
Por si alguien dudaba de lo que significan los nacionalismos periféricos ahí salió Cascos, reivindicando hasta las tierras del Duero, o algo así.
Otros, por menos, están en la Cadellá