El alejandrino ha tiempo que he dejado de atenerse a los rigores con que lo usaron tanto Rubén como Machado, con acentuación en sílabas fijas. Jiménez entre otros, lo liberó de esos rigores con toda clase de licencias. Hoy el alejandrino no es otra cosa que un verso compuesto de dos heptasílabos. Con ello ha ganado en flexibilidad, al par que ha atenuado el martilleo, e incluso la monotonía, que lo caracterizó.
Para los que deseen admirar a un genio de la rima, para quien contaban todas las palabras del diccionario, les recomiendo que lean al poeta argentino Leopoldo Lugones, a quien Borges concedía la supremecía como genio verbal. Lugones no sólo dominó todos los metros, sino que creó un tipo de poema en el que se guiaba por el oído,
sin atenerse a un metro determinado, con rimas inverosímiles.
Fray Josepho, gracias por esta serie. Entre todas esas variedades de versos, ¿hay alguna que sea más adecuada para determinados usos?
¡Coño! Que docta y lúcida es su palabra
que adorna de alegría mi ignorancia
y aunque la cultura fué parca en mi lactancia
me aleja del balido de la cabra.
Si bien fué el noble chusco auxilio a mi carencia
mi alma hispana y visigoda opina
que junto a la hoy incomprendida disciplina
no hay mejor ayuda que el palo en la docencia.
Recordando a Unamuno la respuesta legionaria
cuando se perdía en complicado vericueto
a aquél que hace tabla rasa del respeto
solo es aplicable la norma disciplinaria.
Y amparada en disculpas mis reflexiones
para aquellos inteligentes del Servicio
les recuerdo que defender a la Patria del vício
requieren en primacía grandes dosis de cojones.
Llego tarde y encima me equivoco de día y pongo el comentario en la lección de la semana pasada, pero ya estoy en mi pupitre y formalito, a las próximas clases acudiré puntual y sin despistes.
Alejandrinos dactílicos:
Fray Josepho se alegra cuando llega el verano:
la tarima abandona, de manera que ufano
todo el tiempo dedica, liberado de alumnos,
a la ciencia que gaya se llamó en el Medievo,
y con fuerzas inicia, frente al aula de nuevo,
-por rimar latinizo- los oscuros autumnos.
Alejandrinos trocaicos:
Josepho, nos enseñas de los distintos versos
los tipos con ejemplos a los escasos compis
que siempre te seguimos , y pues serán muy tersos
y hermosos, también muestra tu níspero y tu pompis.
Mi primer ejercicio de esta semana es la cuaderna vía:
¿Cuál es de Fray Josepho la dura disciplina?
sospecho que este fraile que tanto el codo empina
trincando a todas horas y por arrobas quina
es miembro de la orden de Santa Catalina.
Fray Josepho, sigo sus clases con atención, tomando nota y esperando también poder hacer reír como usted, para alegrar las vidas de tantos. Los ejemplos, geniales.
Gracias, Blas Piñar
Querido Fray: Lo que aprendemos con usted. Siga así que a muchos nos vendrán bien sus lecciones teóricas.
Gracias por el soneto seleccionado el pasado domingo en Sin complejos.
Un saludo cordial,
LdP
Expat: respecto a la adecuación de los versos o, sobre todo, de las estrofas al contenido, mucho se podría hablar. Pero al fin y al cabo, eso depende de la inspiración del poeta y del tono que le quiera dar a su poema. En general (al menos, a mí me suce así) las ideas poéticas "piden" un metro y una estrofa. A veces uno hace probaturas hasta que encuentra la estrofa adecuada. En fin, es difícil dar reglas generales.
RIPA: Cierto que el alejandrino se liberó de los "rigores" modernistas, y que en general posteriormente se usaron los alejandrinos polirrítmicos. Pero qué quiere que le diga: a mí me gustan los rigores rítmicos de Rubén y sus secuaces. Si nos ponemos a liberar, la mayor liberación de todas es el verso libre. Por no hablar de la prosa. Yo estoy más con lo que escribió Antonio Machado: "Verso libre, verso libre, / líbrate mejor del verso / cuando te esclavice."