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EDITORIAL

Un milagro al alcance de nuestros bolsillos

A la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M no le hace falta un milagro, sino el apoyo de la ciudadanía, de la gente de bien que sabe perfectamente que el compromiso obliga y que la mejor solidaridad es la que acompaña los dichos con los hechos.

La Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, a la que pertenecen más de 650 personas directamente afectadas por aquella espantosa matanza terrorista, está viviendo momentos dramáticos. El motivo: la asfixiante falta de fondos, que amenaza de muerte a la entidad que preside Ángeles Domínguez.

"Desde el año 2009 se van recortando las ayudas", ha declarado Domínguez a Libertad Digital. "Hemos tenido que recortar en personal, las propias víctimas hemos participado con aportaciones [al sostenimiento de la asociación] e incluso los trabajadores han renunciado a recibir las indemnizaciones por despido".

Según fuentes de la propia asociación, en 2011 la AAV11M ha recibido 50.000 euros del Ministerio del Interior, 12.000 de la Fundación de Víctimas del Terrorismo... y 0 euros de la Comunidad de Madrid, que en 2010 le había concedido 70.000 euros y en 2009, otros 240.000, secuencia ésta que llama poderosamente la atención.

Convendría que el Ejecutivo autonómico madrileño explicara las razones que le han llevado a cerrar (¿definitivamente?) el grifo a una entidad que está realizando una labor importantísima, tanto en el ámbito asistencial como en el judicial, donde con sus magras fuerzas está librando la batalla por la Verdad, en la que tantos –porque tienen mucho miedo o muy poca vergüenza– ni están ni se les espera.

"Para seguir en esta lucha nos hace falta dinero. Casi más que dinero, nos hace falta un milagro", sostiene Domínguez. Se le entiende perfectamente, pero mejor haría en no recurrir a metáforas providencialistas. Para que nadie las esgrima como coartada. Y es que a la AAV11M no le hace falta un milagro, sino el apoyo de la ciudadanía, de la gente de bien que sabe perfectamente que el compromiso obliga y que la mejor solidaridad es la que acompaña los dichos con los hechos. En definitiva, y por no enmendar la plana a la corajuda Domínguez, se trata de dinero; de un milagro... al alcance de nuestros bolsillos. De predicar la primacía de la sociedad civil con el ejemplo.

Un número de teléfono: 91 311 84 32. Un número de cuenta: 2038 1766 55 6000436375. No olvidar lo inolvidable también es esto.

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