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Agapito Maestre

¡Una mujer española!

Contra el salvajismo, que han traído a España los nacionalismos con la colaboración de socialistas y peperos, el PSOE prepara un plan de reciclaje nacional. Nunca es tarde, como dice el refrán, si la dicha llega.

Una mujer española es irresistible. Cuesta no rendirse a una mujer que crea en España. Puede vencer a todos. Que se ponga en guardia la derecha. O ésta juega en serio a defender la nación o vendrán los de Olula del Río a quedarse con toda la tarta. Pasarán años, bastantes en mi opinión, hasta que la derecha pierda el poder, porque la oposición no sólo es débil, sino que está deshilachada y, como el país entero, asilvestrada. Salvaje. Precisamente, contra el salvajismo, que han traído a España los nacionalismos con la colaboración de socialistas y peperos, el PSOE prepara un plan de reciclaje nacional. Nunca es tarde, como dice el refrán, si la dicha llega. El sábado comenzó una nueva historia política que, independientemente del éxito que obtenga su principal protagonista, marcará el destino de la política española en el futuro.

El PSOE ha llevado su nivel de autocrítica, después del 20-N, hasta sus últimas consecuencias: podría dejar de ser un partido nacionalista más, entre los muchos que habitan el Parlamento que pretenden destrozar, para convertirse en una fuerza política nacional. Los socialistas tratan de despedir, definitivamente, al hombre y a la ideología que ha convertido al PSOE en un vulgar partido nacionalista, mero imitador de nacionalismos baratos al estilo de PNV, CiU y PSC, para tratar de convertirse en un partido que defienda la nación española. Eso se llama vuelta a los orígenes. Vuelta a las raíces del hombre más sabio del socialismo español: Julián Besteiro. Vuelta a la evidencia: si muere España también el socialismo fenece. Zapatero ha estado a punto de acabar con las dos, pero sólo la primera, aunque de modo tambaleante, resiste.

Rubalcaba y Chacón han reconocido de todos los modos posibles que el cambio en el PSOE sólo llegará a través de un discurso nacional. ¿Por qué les cuesta tanto a los analistas políticos ver esa obviedad? Quizá porque no sean analistas, se conforman con ser ideólogos de la manada. Allá ellos. Lo cierto es que la lucha por el poder en el seno del PSOE se dirime únicamente por el grado de españolidad que defienden los dos candidatos. Si el primero ha sido explícito en los últimos tiempos a la hora de criticar, o mejor, de autocriticar la entrega del PSOE al nacionalismo desvertebrador de España, la señora Chacón no ha tenido complejo alguno para defender su candidatura desde Olula del Río, Almería, el pueblo de su padre. Hay algo más, mucho más, que folklore barato en esta puesta en escena de Chacón y los suyos. Hay Política.

De momento, los dos candidatos están muy igualados. Es cierto que Rubalcaba pudiera tener un poco más de credibilidad a la hora de defender un PSOE nacional, sencillamente, porque no tiene su origen en el PSC, un partido de carácter nacionalista asociado al PSOE, como es el caso de Carme Chacón. Pero, en mi opinión, esas ventajas del antiguo todopoderoso Rubalcaba pueden fácilmente convertirse en desventajas; si Chacón consiguiera vertebrar un discurso creíble sobre España, que no sólo dejase al margen los rollos relativistas del "multiculturalismo" español, sino que ofreciera pruebas serias sobre la desaparición del PSC en favor del PSOE, le ganaría a Rubalcaba.

Bastaría que la señora Chacón hiciese del PSC un partido similar al PSA y todo estaría resuelto. En efecto, si el PSC fuera al PSOE lo que es ahora el socialismo andaluz para el socialismo español, Chacón ganaría la secretaría general del PSOE y quizá, algún día, La Moncloa. Ahí está contenido el programa socialista para la próxima década: la construcción de un sólido partido español. Esperemos que cuando llegue eso, un PSOE genuinamente nacional, el PP haya superado todos sus complejos periféricos. Regionalistas.

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