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Ketty Garat

¿Para qué llamó Rubalcaba a Rajoy?

Asisto atónita a la negativa de tu presi de comparecer en el Congreso, celebrar el debate del Estado de la Nación y dar explicaciones ante la opinión pública en una situación, como ellos dicen, "de emergencia nacional".

Querido Pablo:

Vamos por partes, como Jack el destripador. Sé que no pecas de ingenuidad cuando me haces la pregunta –más retórica que apremiante– de si colaborarán los míos en el relevo de MAFO. Un gobernador del Banco de España, exsecretario de Estado con el PSOE, que ocultó la crisis en la campaña electoral de 2008 por la ceguera de José Luis, el flamante consejero de Estado, y que recién investido éste en su segunda legislatura compareció en el Congreso asegurando que los síntomas de la recesión se comenzaron a vislumbrar en 2007... En fin, sobran los motivos para pensar que la salida del comisario, perdón, gobernador del Banco de España del PSOE del órgano supervisor no será un plato de buen gusto en la cuarta planta de Ferraz, 70. ¿Que si van a colaborar? La duda ofende. Por supuesto que no.

Los míos todavía tratan de acostumbrarse a los nuevos tiempos de este año Mariano cuyo cambio aporta pocas luces y muchas sombras en lo que se refiere al trato con la oposición y a su política de comunicación. Pero lo prometido es deuda. Y como me hablas de llamadas, te contaré una en exclusiva que me contaron en el PSOE. Fue hace un mes cuando Rubalcaba descolgó el teléfono y, acorralado por las deudas que ahogan Ferraz, llamó a Mariano. El objeto de la conversación no era otro que la reducción de las subvenciones a partidos políticos que, como sabrás, ha dejado al PSOE como alma en pena buscando dinero bajo las piedras y pidiendo créditos a unos bancos que hace tiempo colgaron el cartel de "no se fía". Las entidades no les prestan porque conocen la reducción del 50% en sus ingresos y las dificultades para pagar las nóminas del personal, por lo que los problemas, desde Ferraz a la Fundación Ideas, pasando por todas las federaciones que abandonaron hace ya un año el poder, se acrecientan actuando como un enorme Pepito Grillo que les dice lo que le hicieron a España.

Lo que quería Rubalcaba es pedirle a Rajoy una moratoria, es decir, que la reducción de las subvenciones se aplazara o dividiera proporcionalmente en los cuatro años de la legislatura. Pero Mariano se opuso, lo cual, dado que era una promesa electoral, me parece estupendo. La misma petición la recibió Soraya Sáenz de Santamaría cuando ésta, en pleno traspaso de poderes todavía desde el Congreso, recibió el toque en su puerta del veterano socialista Txiqui Benegas clamando piedad.

Si te cuento todo esto es porque, según me chivan, fue entonces cuando el PSOE comenzó a tomar las calles y a encenderse contra un Gobierno que quiere dejar morir al principal partido de la oposición. Y con sus flaquezas y penurias económicas llegan las políticas. Y, como siempre, surgen las adorables voces críticas que tanto nos gustan a algunos. No son pocos los que, desde dentro, comienzan ya a criticar a Rubalcaba porque, preocupado más por los problemas internos, "parece estar muerto en el debate nacional". Las voces surgieron esta semana cuando tras el barómetro del CIS (espero que te fijases en el dato de Soraya), los socialistas descubrieron que sólo habían recortado ¡cuatro puntos! "Pero si este gobierno se está inmolando, ¡no puede ser!". La autocrítica no se quedó en la sombra y el ya reconocido chaconista, Eduardo Madina –se ha quitado en la práctica la careta–, fue el único en denunciar públicamente que los datos eran malos para el PSOE, frente al silencio de Rubalcaba, Soraya Rodríguez y Elena Valenciano. Y en estas estábamos cuando apareció Chacón. No dijo gran cosa. Sólo apareció, rodeada de los antiguos zapateristas y manteniendo la sonrisa antropológica de quien le creó y le sigue apoyando en la sombra. El sector Chacón está, silente pero está. Preparado y organizado para saltar cuando sea necesario y lo de esta semana no ha sido más que un aviso.

Sin embargo, más allá de los líos internos de los míos, si hay algo en lo que tiene razones Alfredo –más que sobradas– es en criticar el blindaje de Mariano Rajoy. Yo, que creo que hay que criticar siempre lo criticable de cualquier gobierno, al margen de siglas, asisto atónita a la negativa de tu presi de comparecer en el Congreso, celebrar el debate del Estado de la Nación y dar explicaciones ante la opinión pública en una situación, como ellos dicen, "de emergencia nacional". ¡Si tardaron cinco días en llamar a la calma a los ciudadanos de Bankia tras conocerse su nacionalización! Y claro, Rubalcaba aprovechó para hacerlo él mismo y así criticar la gestión deplorable de este ejecutivo.

Así que ahora, querido Pablo, pregunto yo. ¿Me puedes decir qué tiene que perder Rajoy con su amplísima mayoría absoluta? ¿Qué hace falta para que comparezca en el Congreso? Y por favor, que no vuelva a decir Soraya que comparece los miércoles en la sesión de control... Todavía me acuerdo de cuando denunciaba las escapadas del Gobierno en el Parlamento y las faltas de respeto democrático de un presidente que comparecía con cada real decreto de Moncloa. Si como tú mismo dibujas, Rajoy es de los que esperan a que caiga la manzana en lugar de ir a cogerla, puede que acabe con un chichón cuando se le caiga encima. Y los míos no perderán ocasión de sacar rédito de sus desmanes innecesarios.

Un beso

Ketty

PD: Perdona el ardor guerrero, pero con los desprecios al Parlamento no me ando con chiquitas...

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