El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ha acordado este jueves el ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza de Luis Bárcenas, después de que así lo solicitara la Fiscalía Anticorrupción, que además pide al extesorero del PP una fianza superior a los 28 millones de euros.
En el auto, excelentemente argumentado, a diferencia de otros ejemplos recientes, como los firmados por Elpidio Silva en el caso Bankia, Ruz alude al "ingente acervo indiciario" existente contra Bárcenas, al que se le imputan delitos contra la Hacienda Pública, blanqueo de capitales, cohecho, estafa procesal y falsedad documental en grado de tentativa.
Consumado el ingreso en prisión del exsenador y extesorero del PP, este partido queda sumido en un estado de zozobra sin precedentes, dadas las consecuencias que pueden derivarse para la propia formación y para algunas de sus más destacadas personalidades. El "magistral manejo de los tiempos" de Mariano Rajoy, que los profesionales del halago le ensalzan de continuo, ha quedado herido de muerte con este giro en la instrucción del caso Gürtel, no por esperado menos demoledor.
Esa gestión de los tiempos de Rajoy ha consistido en dejar que la putrefacción se enseñoreara de un asunto que el PP debiera haber contribuido a aclarar por iniciativa propia desde el principio. Las sospechas sobre una presunta financiación irregular y el cobro de comisiones ilegales por los responsables de las finanzas populares son demasiado graves para saldarlas con unas promesas que, hasta este momento, no se han cumplido. En la famosa comparecencia de Rajoy de febrero, cuando estalló el escándalo de los llamados papeles de Bárcenas, el presidente prometió realizar una auditoría exhaustiva de las cuentas del partido, que finalmente se redujo a un vergonzoso informe interno sin el menor valor probatorio. Otro tanto cabe decir de su intención de facilitar el detalle de los ingresos salariales de los altos cargos de la formación, gesto simbólico más que efectivo que tampoco se ha producido.
El resultado de esta inacción premeditada es que el PP tiene ahora en la cárcel a la persona que mejor conoce sus finanzas, un personaje capaz de hacer mucho daño a la formación. Este es el éxito de ese "manejo magistral de los tiempos" de Rajoy, cuya suerte está ahora en manos del que fuera su hombre de confianza, al que mantuvo en su puesto hasta que su posición fue ya insostenible. En el PP ha habido una enorme inquietud en los últimos meses por el caso Bárcenas, pero tras la entrada en prisión del extesorero no es descartable que lleguen a producirse escenas de pánico. Otra consecuencia de ese "magistral manejo de los tiempos" del presidente del partido y del Gobierno.