Anda la cosa esa de las redes sociales revolucionadita con el drama de un chaval español que expuso su situación vital en un tuit sin concesiones a la metáfora: "Hola. Me llamo Benjamín Serra, tengo dos carreras y un máster y limpio WCs".
La historia ha tenido miles de retuits y ha sido materia de noticia en varios medios, incluso se han hecho reportajes audiovisuales con el chico mostrando su modesta vivienda en Londres, muy modesta para alguien que tiene dos carreras, si me permiten la humorada.
Por supuesto, el asunto me llamó la atención, así que inmediatamente leí la sentida carta del chaval que acompañaba al tuit original. Pero nada más empezar llegó la primera decepción: el chico tiene dos carreras y es premio nosequé y tal, pero una de ellas es Periodismo, que ya les digo yo que no es un doctorado en Física Cuántica por Harvard.
La segunda conclusión a la que se llega pronto es que al hombre, y esto lo entiendo aunque no esté de acuerdo, le parece que limpiar váteres no es un trabajo digno. Él dice lo contrario y asegura: "No me avergüenza hacerlo"; pero mira, chico, si te pareciese tan digno no montarías este numerito. Es como el que dice "Tengo amigos homosexuales pero…" u, otro clásico, "no soy antisemita, claro que…".
De hecho, al hombre se le ve del todo el plumero cuando explica que a los clientes que "le miran por encima del hombro" está deseando sacarles sus títulos universitarios y de máster "y ponérselos en la cara".
Más allá del contenido del texto y de la vida personal de su autor, supongo que en cierto sentido decepcionante y seguro que por debajo de las expectativas que él mismo se había creado, la carta y su singular éxito en las redes sociales nos revelan algunas verdades sobre una mentalidad muy común en la sociedad española que quizá no sean culpables de la crisis pero seguro han contribuido a ella.
La primera: que por lograr uno, o dos, títulos universitarios, en muchos casos poco menos que regalados, ya debemos tener la vida solucionada. No, mire: gracias a la maravilla de la educación socialista ser licenciado, o máster, es poco menos que tener un tío en Graná, que ni tienes trabajo ni tienes na. Al final, el derecho inalienable a que todos tengamos carrera se ha cargado el no menos inalienable derecho a que esa carrera te solucione tu futuro laboral. Es triste, o no, pero es así.
La segunda, todavía más grave: que la culpa es y será siempre de otros, del país en el que "nadie me ha dado una oportunidad", de la sociedad, de los ricos, del capitalismo explotador o del sursum corda. De cualquiera menos del individuo que ha tomado sus decisiones en libertad, alguna de ellas por cierto tan equivocada como estudiar Periodismo. No es manía persecutoria, aunque lo parece, es irresponsabilidad pura y dura.
Tercera y última: confundir la vida académica con el mundo laboral, cuando son dos ámbitos completamente separados y el éxito en uno no garantiza, es evidente, un buen desempeño en el otro.
Despertemos todos a la cruda realidad: tener dos carreras no te da derecho a nada, y está bien que así sea. Nuestro derecho a trabajar, a tener éxito o a lo que sea nos lo tenemos que ganar día a día, con esfuerzo y profesionalidad. Una profesionalidad que se demuestra, por ejemplo, cuando no desprecias públicamente el trabajo que haces, aunque no te guste.