España ha superado con nota aceptable los dos primeros compromisos en la Copa del Mundo, siendo quizá el partido ante Egipto el más complicado para ello. El debut ante Irán suponía una buena prueba de fuego para entrar en el torneo, ante un rival inferior pero con jugadores muy grandes y que permitía medir y evaluar los conceptos adquiridos por España para el juego con sus interiores en la preparación. Sin embargo, medirse a Egipto en la segunda noche era una dura prueba para medir la motivación del equipo de Orenga, toda vez que el aspecto psicológico es clave y no es fácil mantenerlo a buen nivel ante un segundo equipo inferior en el que apenas tienes ningún reto real, pues tampoco tenía jugadores tan grandes como los persas. Por tanto, España pasa con buena nota el arranque, pero está claro que ahora tiene que demostrar que puede subir su nivel desde esta misma noche ante Brasil.
Del resto del grupo, quisiera destacar el nivel de Sasha Djordjevic en la dirección de Serbia, un equipo al que quizá tendamos a minusvalorar por sus bajas pero en el que el que fuera sensacional base está demostrando un gran nivel como entrenador, haciendo competitivo al equipo. Sin embargo, ayer Francia tuvo más hambre que Serbia para ganar, porque los balcánicos no encontraron en Bjeliça al líder que debían, y parece que Teodosic también está agotado como líder, como si ya hubiera pasado su momento para ello. Enfrente, Francia, con la magnífica lectura de juego Boris Diaw y el gran nivel de Batum y Diot hicieron el resto para poner el grupo muy igualado.