La victoria ante Francia fue para España un triunfo de jerarquía, en el que los de Orenga se mostraron superiores en todo y vencieron justamente. No resulta nada sencillo jugar frente a España, a la que también Brasil quiso jugar de tú a tú con sus pívots de gran nivel y también se vio superada sin duda. En el caso de Francia, Vincent Collet no dispone de pívots tan grandes como Brasil para defender a los Gasol e Ibaka, porque Rudy Gobert aún está verde, Joffrey Lauvergne es un gladiador -como Felipe Reyes pero de menos nivel- y Diaw y Pietrus son mucho más pequeños que los interiores de España.
Aun así, Collet intentó luchar con todas sus armas, pero sencillamente no son suficientes, no hay más, porque todo equipo necesita sus referentes, y sin Parker ni Noah (quién sí podría enfrentarse en defensa a los Gasol), no encuentra sus líderes más allá del magnífico Boris Diaw, siempre creativo en ataque.
Me encanta ver a España, porque juega a la antigua usanza. Empezando casi siempre con un balón a sus interiores, y jugando a partir de ahí gracias a la enorme capacidad de los hermanos Gasol para pasar y crear juego para sus compañeros, algo que incluso Serge Ibaka está empezando a hacer bien. Con un Ricky muy agresivo ayer, consciente de que dos de los mejores creadores de Francia eran sus bases, Heurtel y Diot, que si tenían que trabajar mucho atrás para defenderle, tendrían las ideas menos frescas para atacarle.
Además, España es un equipo además que respeta a su público, y eso le hace jugar cada minuto con una enorme intensidad, y que todo aquél que pisa la pista se deje todo sobre la misma, sin ni un minuto de relajación.