Los más veteranos del lugar recordarán aquella serie de televisión que triunfó a finales de los 70 y primeros de los 80. Eight is enough, traducida al castellano como Con ocho basta. En ella, el matrimonio Bradford, cuida de sus hijos, ocho, claro, aunque rápidamente el padre enviuda y tiene que hacerse cargo en solitario de la unidad familiar. Pues bien, aunque en el caso de la popular serie, ocho fueran suficientes hijos para el núcleo familiar, si traspasamos, permítase, el símil al Eurobasket, tendremos que asumir que tal cifra de jugadores efectivos para llegar lejos en el torneo es a todas luces insuficiente.
El propio Sergio Scariolo lo declaró en alguna rueda de prensa antes de viajar a Berlín: "necesitamos nueves jugadores". Lo informábamos hace unos días en Libertad Digital. La garantía de esta selección es el Real Madrid Bulls, al que se ha unido Pau Ribas, en un movimiento de piezas imprescindible tras la baja de Álex Abrines (no digamos ya la de Navarro). Sin embargo, las cuentas siguen sin salir. Échenlas, son siete. Y con ocho no basta. Scariolo quiere nueve. Necesita nueve.
En la primera parte del debut ante Serbia, con el viento a favor, todo fluyó a la perfección. Hasta once jugadores participaron. Como ante Turquía, con grandes minutos de San Emeterio y Hernangómez, además de los siete imprescindibles. El problema vino en la segunda mitad ante los balcánicos, cuando la intensidad defensiva y agresividad de éstos cercenó el ataque español. Y en ese momento, Scariolo, quizá en un ataque de realismo, aunque haya quien diga que de conservadurismo, redujo drásticamente la plantilla a siete hombres. San Emeterio, Hernangómez, Claver, Aguilar y Vives no tocaron el parqué en la segunda mitad ante la subcampeona mundial.
La ausencia de emoción ante Turquía evitó volver al temido escenario. Pero a buen seguro que los momentos delicados volverán. Será ante Italia. O quizá frente Alemania. Tal vez ya en los cruces, en tierras de Lille. Pero volverán. Y entonces será imprescindible contar con el buen hacer al menos de San Emeterio y Hernangómez. Porque Scariolo es consciente de con siete se puede ganar algún partido, pero no llegar lejos. Nueve es la obsesión. Con ocho no basta.