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EDITORIAL

El CIS de Tezanos, la voz de su amo

La militancia de Tezanos contamina todo lo que haga en clave política un CIS permanentemente bajo sospecha.

En pocas ocasiones un barómetro del CIS ha resultado tan oportuno para el partido en el Gobierno como el publicado este jueves, sólo un día antes de que Pedro Sánchez dé, por fin, su primera rueda de prensa en solitario como presidente, pues le vaticina un triunfo estupefaciente en las próximas elecciones generales, esas que Sánchez se niega a convocar en clamoroso incumplimiento de la palabra dada cuando perpetró su moción de censura de la mano de lo peor del arco parlamentario.

Lo cierto es que la fecha del trabajo de campo le venía que ni pintada al PSOE: sólo había pasado un mes de su toma del poder, y en el PP aún no se había instalado en la Presidencia Pablo Casado tras propinar un correctivo extraordinario a la fracasada Soraya Sáenz de Santamaría.

Aun así, el, por así decir, controvertido resultado ha sorprendido a todo el mundo, menos al cocinero Tezanos, que ha decidido que los socialistas subirían ocho puntos y que todos los demás grandes partidos perderían posiciones. Los cambios son mucho más radicales de lo que suelen dibujar los estudios del CIS, y al PSOE se le concede mucha más fuerza que en las últimas encuestas publicadas por otras empresas, mientras que sus rivales lucen mucho más débiles.

Cocinas aparte, es obvio que el estudio está desfasado: la llegada de Casado a la Presidencia del PP ha vuelto a alterar el escenario político de forma significativa, y una encuesta que no recoja esta variable es sencillamente inútil para lo que se supone que ha de servir: tomar el pulso a la sociedad en un momento determinado.

Llama la atención que la poderosa maquinaria estatal sea mucho más lenta que las empresas demoscópicas privadas, a pesar de contar con unos medios muy superiores: mientras éstas son capaces de procesar y analizar sus datos en unos pocos días, el paquidérmico CIS necesita casi un mes, lo que hace que sus barómetros nazcan con frecuencia ya caducados.

Sea como fuere, la morosidad no es, por desgracia, el principal problema del CIS. El principal problema del CIS es su politización, que todos los políticos denuncian cuando no lo tienen en sus manos pero que no hacen más que explotarla en cuanto se les presenta la ocasión.

Si esto siempre ha sido cierto, en el muy poco tiempo que lleva en el poder Sánchez lo es de una manera especialmente obscena, dado que el individuo al que ha colocado al frente del organismo, más que público, gubernamental es José Félix Tezanos, salido directamente de la Ejecutiva Federal del PSOE. La militancia de Tezanos contamina todo lo que haga en clave política un CIS permanentemente bajo sospecha. De hecho, lo estaría incluso si las cifras de sus estudios no fuesen tan, digamos, abracadabrantes como las dadas a conocer este jueves, que curiosamente han inflado los resultados del PSOE tal y como los ha venido inflando Tezanos en los últimos años.

Qué bochorno. Y, para mayor escarnio, la factura la paga el ciudadano al que se pretende pastorear y manipular con la mayor desvergüenza.

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