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Santiago Abascal

Unos Presupuestos chequistas

Hace tiempo que Pablo Iglesias renunció al poder mediante las urnas, sabedor de que el comunismo que profesa sigue siendo tan detestado por los españoles como lo ha sido siempre. Por eso lo fía todo a excepcionales carambolas parlamentarias.

Hace tiempo que Pablo Iglesias renunció al poder mediante las urnas, sabedor de que el comunismo que profesa sigue siendo tan detestado por los españoles como lo ha sido siempre. Por eso lo fía todo a excepcionales carambolas parlamentarias.
El ultra Pablo Iglesias | EFE

A las personas con sentido común les resulta evidente que los Presupuestos presentados para 2019 son ideales para generar paro, inflación y un insostenible endeudamiento. Y al saber que las cuentas han sido negociadas por un lado en la oscuridad de un zulo con el terrorista Otegi y el madurista Zapatero, y por otro a la sombra de la prisión entre el chequista Pablo Iglesias y el golpista Junqueras, se entiende que el problema es aún más grave que el nuevo atraco a las clases medias. Ahora, además del empobrecimiento, los españoles de izquierda o derecha deben temer por el futuro de España y por su propia libertad.

El gran problema de estos Presupuestos no es sólo cómo se van a financiar, sino lo que financian: blindan el golpe de Estado en curso en Cataluña; apoyan la inmigración descontrolada que amenaza nuestra seguridad y nuestros valores como sociedad; compran voluntades políticas entre los enemigos de España; atacan frontalmente al pilar elemental de la libertad, el derecho a la propiedad, estableciendo las bases para el robo a gran escala; y, por último, son unos Presupuestos que generan servidumbre obligatoria de amplias capas sociales. No son unos Presupuestos electoralistas, como ingenuamente manifestó Pablo Casado, sino que son unos Presupuestos para directamente usurpar el poder.

Hace tiempo que Pablo Iglesias renunció al poder mediante las urnas, sabedor de que el comunismo que profesa sigue siendo tan detestado por los españoles como lo ha sido siempre. Por eso lo fía todo a excepcionales carambolas parlamentarias como la que ahora le brinda la sed de poder de un moribundo PSOE que, con su deriva hacia la extrema izquierda, no solo firma su acta de defunción, que es lo de menos, sino que arrastra a ella a toda la Nación. Y es esa bolchevización del PSOE lo que provoca esta situación canallesca, en la que separatistas y comunistas deciden sobre el dinero de todos, unos para romper España y otros para someter los restos a la bota de la patria leninista.

Sorprende que ante semejante desafío el PP y Ciudadanos sigan sin dimensionar el problema capital, perdiéndose en subterfugios legales y complicadas consideraciones técnicas que estarían muy bien en una situación normal de alternancia democrática. Pero no estamos en eso, sino ante una bestial maquinaria totalitaria que usa las gateras del sistema y la corrupción y los errores de la derechita cobarde y la veleta naranja para conseguir lo que no le dan las urnas. Porque para el comunismo la democracia es igual que la libertad. Apelan a ellas, pero las destruyen en cuanto pueden.

El PP deambula lastrado por la herencia de Rajoy (que es la misma que la de Zapatero, porque no se cambió nada), mientras que Ciudadanos se enreda en matices técnicos, siempre atento a la dirección del viento y preparando el viraje que le indiquen las encuestas. Unos y otros se muestran incapaces e impotentes ante una de las amenazas más graves que ha vivido nuestra patria en la historia reciente.

Desde Vox denunciamos la ignominia, asumiendo que no se trata de alternar el poder con quienes solo lo quieren para proceder a la destrucción total de todo lo que somos, como bien demuestran estos Presupuestos, sino de combatir la amenaza que representan quienes basan su política en un modelo que ha causado y sigue causando hambrunas y millones de muertos. Muchos de nuestros amigos venezolanos nos cuentan cómo durante tiempo oyeron en su país que no había peligro, que Venezuela no era Cuba. Y ahora estos amigos tienen miedo al escuchar de tanto inconsciente que España no es Venezuela. De hecho, es España el país occidental que más cerca está del fuego. Vox trabajará para que no suceda. Ojalá no lo hagamos en solitario.

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