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David Vinuesa

España deberá demostrar en el futuro si mereció tener a Rafa Nadal

Quizá lo más acertado sea preguntar, ¿qué hará España con el legado del mejor deportista de su historia?

Quizá lo más acertado sea preguntar, ¿qué hará España con el legado del mejor deportista de su historia?
Rafa Nadal en París. | EFE

Aviso para navegantes: si algún lector/a va a enfocar o calificar este artículo de opinión en base a algo que no sea meramente deportivo, por favor, abandonen estas líneas y busquen otro tipo de diálogo interior o exterior en otra ventanilla. Gracias.

¿Qué ocurrirá con el tenis español cuando Rafa Nadal decida colgar la raqueta? Es la gran pregunta que se hace el público patrio desde hace ya bastante tiempo, en concreto desde que se empezó a 'matar' deportivamente al mejor deportista español de todos los tiempos para acabar claudicando después ante sus continuas resurrecciones. Rafa, a este paso, va a dejar la leyenda del Ave Fénix en la simple historia de un gorrión común.

¿Qué va a pasar entonces cuando Nadal se retire? Nada fuera de lo normal, señoras y señores. Cuando Rafa cuelgue la raqueta, el tenis español volverá a un estado de vida terrestre tras un carrusel de años en los que gracias a un extraterrestre nos hemos sentido por encima del bien y del mal. Lo que ha hecho Rafa Nadal, sólo en Roland Garros y por acotar un poco el foco en sus innumerables éxitos, ha sido encerrarnos en un maravilloso sueño del que no queremos despertar. Rafa nos ha hecho perder la humildad que él siempre lleva por bandera, porque es innegable que nos hemos acostumbrado a verle ganar sin darle la importancia que merece. Llevamos desde 2004, año en el que Rafa ganó su primer título ATP, comiendo caviar deportivo como aquel que desayuna cereales cada mañana de forma rutinaria. Somos funcionarios de los triunfos de Nadal.

En el pasado alucinábamos con cada victoria del balear y ahora lo seguimos haciendo, sin embargo, nos echamos las manos a la cabeza cuando antes de París, Rafa no había sumado ningún triunfo este año en Montecarlo, Barcelona o Madrid. Y llevamos haciendo eso mucho tiempo. Cuando Nadal tuvo problemas de ansiedad nadie entendía por qué no ganaba títulos. España ha visto a Nadal desde la comodidad de una butaca o de un sofá que no te puede lesionar. Rafa, sobre la pista, ha vivido sus éxitos desde el dolor y el sufrimiento de las muchas lesiones que a él le hacían sentirse como a un ser humano mientras desde fuera se le veía como un jugador de videojuego, impoluto y con la obligación de estar siempre en condiciones óptimas. Si nos había dado 1000 alegrías tenía que darnos 2000 más y cuando ese caviar antes mencionado parecía estar bajo mínimos, ahí sí, justo en ese momento en el que el sueño parecía acabarse, se le empezaba a dar importancia a desayunarlo cada día.

Datos anormales para olvidar la normalidad

En categoría masculina, Roland Garros se ha disputado en 118 ocasiones y España, antes de Nadal, sólo lo había ganado en ocho. En categoría femenina, cuatro entorchados lucen en el palmarés español. En total, doce triunfos en 118 ediciones si quitamos a Rafa Nadal de la ecuación. Por lo tanto, lo normal es que un tenista español no alce en París la Copa de los Mosqueteros. Es más, lo habitual es que un español no gane un Grand Slam.

El día que Rafa Nadal se retire, España, a nivel deportivo y también institucional, estará obligada a mantener vivo el legado del tenista manacorí. Él mismo lleva tiempo avisando del paso que deberán dar la afición y las instituciones españolas a la hora de sostener fuera de lo pista lo que las próximas generaciones harán dentro de la misma. Es muy bonito presumir del Mutua Madrid Open cuando las opciones de que un español lo gane son más que probables, pero también habrá que llenar las gradas de la Caja Mágica en caso de que las opciones de triunfos sean remotas.

España tiene que tener la suficiente humildad como para entender que lo que ha hecho y está haciendo Rafa Nadal no es normal. Este país, fraguado en ocasiones a golpe de 'meme', ha llamado fracasado a un tal Fernando Alonso por ganar "solo" dos Mundiales de Fórmula 1. A Carlos Sainz, bicampeón del mundo de Rally, se le sigue tildando de "gafe". Al propio Nadal se le ha criticado por ponerse un mono de trabajo y unas botas para ayudar a sus vecinos tras el temporal que asoló Mallorca el año pasado. Y mejor no mencionar lo que ocurre en el fútbol con bufonadas tan atrevidas como despreciar cualquier triunfo por la obsesión irreal de que para ser un verdadero ganador tienes que ganarlo todo o, como mínimo, hacerte con el trofeo que tu rival no gane.

Todo hace indicar que tras Rafael Nadal llegará un desierto importante que atravesar, pero ojo, no tendrá el carácter apocalíptico que muchos quieren hacer ver. ¿No habrá un campeón español como Nadal? Seguramente no, pero que nadie olvide a otras leyendas de nuestro país que lejos de los números de Rafa han dado brillo a nuestro deporte. Manolo Santana, Andreu Gimeno, Manuel Orantes, Sergi Bruguera, Carlos Moyá, Albert Costa, Juan Carlos Ferrero, Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez y Garbiñe Muguruza no han ganado 12 Roland Garros, pero sí atesoran títulos de Grand Slam. Otros, sin ganar ninguno de lo cuatro grandes, también nos han dado momentos para la historia en las últimas décadas, como por ejemplo Alex Corretja, David Ferrer, Feliciano López, Fernando Verdasco, Tommy Robredo, Roberto Bautista o Carla Suárez.

Quizá la pregunta no deba ser, ¿qué ocurrirá cuando Rafa Nadal se retire? Quizá lo más acertado sea preguntar, ¿qué hará España con el legado del mejor deportista de su historia? Cuando esa respuesta quede clara sabremos si nuestro país mereció o no la figura del tenista balear. La nueva generación del tenis español necesitará ayuda, no sombras ni exigencias. Ellos jugarán en la pista, España deberá jugar su partido fuera.

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