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Eduardo Goligorsky

¡A por ellos!

Los supremacistas vienen a por Cataluña, precisamente para poder explotarla mejor si la dejan frágil, castigada y dividida.

Los supremacistas vienen a por Cataluña, precisamente para poder explotarla mejor si la dejan frágil, castigada y dividida.
Reunión de Quim Torra con delegados del Gobierno catalán en el exterior | EFE

Cuando un destacamento de la Policía Nacional encargado de impedir la consumación del referéndum ilegal partía rumbo a Cataluña desde algún lugar de España, una voz solitaria gritó: "¡A por ellos!". La exhortación se transformó en viral y el aparato de propaganda de los golpistas la convirtió arteramente en símbolo de una presunta catalanofobia extendida por toda España. Una interpretación falaz, desde luego, porque la instigación no estaba dirigida contra los catalanes que componen la base social del Principado, sino contra los cabecillas de la sublevación que machacaba -y sigue machacando- a la mayoría de los ciudadanos leales al sistema constitucional que conviven pacífica y laboriosamente en este territorio

Muy cobardes

Paradójicamente, el "¡A por ellos!" continúa vigente, con una carga demoledora, pero quien lo profiere ahora es el núcleo más atrabiliario de la tribu endogámica, y lo dirige contra la buena gente cosmopolita que configura la mayoría de la sociedad catalana. Catalanes autoproclamados puros a por otros catalanes tachados de impuros. Para medir la magnitud del autoodio, basta leer la abundante información que publicó La Vanguardia del domingo 6 de octubre sobre los planes que elabora el conglomerado lumpen bautizado con el nombre contradictorio de Tsunami Democràtic para sepultar la libertad, la igualdad, la Constitución y la prosperidad en Cataluña cuando se dicte la sentencia del Tribunal Supremo. Ojo: porque estos planes depredadores los aplicarán los muy cobardes en la Cataluña que dicen amar, donde gozan del respaldo logístico y el estímulo ideológico del Govern retrógrado, y no en el resto del Reino del que pretenden amputarse. Sus víctimas serán sus vecinos y comprovincianos catalanes bajo la mirada atónita del resto de los españoles celosos de sus derechos e inmunizados contra esta plaga cainita.

"Un tsunami que va para largo", de Alex Tort; "El momento crítico", de Lola García; "La vía de la confrontación", de Jordi Amat; y "Vienen olas", de Marius Carol, compendian en esa edición del 6 de octubre la estrategia de los bárbaros autóctonos que vienen, ellos sí, "a por Cataluña".

Desangrando Cataluña

Cuenta Alex Tort con martirizada sintaxis que Tsunami Democràtic irrumpió en escena después de un conciliábulo que celebraron los capitostes de partidos y grupos sociales antiespañoles en Ginebra, el 31 de agosto y el 1 de septiembre, conciliábulo que contó con "el apoyo sin condiciones e inmediato de Marta Rovira, Oriol Junqueras, Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès". La estructura de la banda es típicamente mafiosa, "con un trabajo estudiado para mantener el anonimato de una militancia activista e independentista. (…) Correo electrónico cifrado con servidores en Suiza. (…) Una web registrada en julio en Saint-Christopher y Nevis, Estado insular de las Antillas. (…) Quién hay al frente es una incógnita. (…) Se organiza de arriba abajo, en árbol: una cúpula idea las acciones que las hace llegar a través de ramificaciones hasta el peldaño más bajo, los coordinadores municipales".

Lola García recuerda que Carles Puigdemont presidió las deliberaciones donde se planificó este a por los catalanes que se iniciará con cinco marchas organizadas por la ANC "que partirán de Girona, Vic, Berga, Tárrega y Tarragona y que en tres días se plantarán en Barcelona". Con transporte, alojamiento y vituallas a cargo de los paganos de siempre, o sea los contribuyentes damnificados por la chirigota. Añade la columnista, directora adjunta del diario: "Los mossos esperan que se produzcan numerosos cortes de autopistas y carreteras durante varios días a partir de la sentencia. No descartan intentos de asaltar infraestructuras estratégicas. (…) Los Mossos calculan que paralizar por completo Catalunya precisaría de 50.000 activistas, cifra que no creen posible movilizar en este momento. Pero la voluntad de los organizadores es mantener la presión el máximo de días posible". Desangrando Cataluña gota a gota, todos a una, como recomienda el sibarita prófugo Toni Comín desde su opulento búnker belga (El Periódico, 9/10).

Excedidos de testosterona

Al impulsor del independentismo dosificado, Jordi Amat, le duele la torpeza de sus cofrades excedidos de testosterona. Examina el libelo Reunim-nos, de Carles Puigdemont, y comprueba que "las páginas más relevantes son aquellas en las que el dirigente independentista hace una apuesta explícita por un cambio de paradigma de la unilateralidad a la confrontación". Y vuelve a lo ya sabido, alterando la fecha que menciona Tort: "El 30 de agosto en Ginebra, en confluencia con esta vía, las entidades parapolíticas y miembros destacados de los partidos independentistas tomaron una decisión conjunta: se decidió que la campaña Tsunami Democrátic cobijara la confrontación que se activará cuando la sentencia se haga pública". Independentista pero no ciego, Amat se pregunta "si esta estrategia es útil y factible, si acerca o aleja al independentismo de su objetivo y sobre todo si en la práctica debilitará más a la sociedad catalana, la economía catalana y las instituciones de autogobierno catalanas. (…) Más que una ofensiva para afrontar unas fuerzas que sabemos desiguales, de hecho lo que podría provocar es una autolesión".

La autolesión preocupa al director del diario, Marius Carol: "Los tsunamis son fenómenos de la naturaleza asociados a menudo a un maremoto, que comportan grandes olas de tamaño y energía que suelen causar serias catástrofes. (…) Se anuncian acciones basadas en la desobediencia civil y en la lucha no violenta que irán ganando intensidad a medida que pasen los días. El independentismo quiere movilizar a su gente como protesta, pero sería inteligente que el resultado de estas acciones que durarán hasta enero no nos dejen a los catalanes un país aun más frágil, castigado y dividido".

Muro de contención

Ruego inútil. Los supremacistas vienen a por Cataluña, precisamente para poder explotarla mejor si la dejan frágil, castigada y dividida. El CNI y las Fuerzas de Seguridad del Estado tendrán que actuar con la eficacia que les faltó el 1-O, para desbaratar a tiempo esta nueva embestida de la manada cavernícola contra el bienestar y el progreso de Cataluña y la integridad de España. El muro de contención erigido para frenar el tsunami devastador deberá ostentar una consigna imperativa que he repetido infinitas veces en estas páginas y que lleva la firma del mismísimo Marius Carol, circunstancialmente envalentonado y realista ("Salir de la rueda del hámster", LV, 4/12/2017):

O enterramos el procesismo o cavará nuestra tumba.

Ya sabemos quiénes son los vándalos que están cavando la tumba de Cataluña (Carol dixit). Ahora sí: ¡A por ellos!

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