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José García Domínguez

Sabadell ya no existe

Caixa Guissona será el único banco del que podrán echar mano Puigdemont y Junqueras la próxima vez que se proclame la República Catalana.

Tras la muy poco disimulada absorción del a estas horas difunto Banco de Sabadell por parte del BBVA, la próxima vez que se proclame la República Catalana, que será la cuarta y acaso la vencida, lo único seguro es que solo podrá ejercer su poder soberano sobre un único banco local, amén de cierta cooperativa de crédito. Y es que lo poco parecido a una entidad con domicilio social efectivo en Cataluña que va a restar en la demarcación luego de la simultánea tocata y fuga de Caixabank y el Sabadell con rumbo a Madrit va a ser una entrañable cajita rural de ahorros, sita en un pueblín interior y de secano llamada Caixa Guissona. No se trata de un gigante financiero global, ciertamente, pero cabe reconocer, sin embargo, que las cuatro oficinas en total de que dispone la red comercial de Caixa Guissona están distribuidas de forma estratégica a lo largo del territorio doméstico. Así, posee sedes operativas, además de en la propia Guissona, en Barcelona, en Lleida y en la muy importante plaza de Reus.

Aparte de eso, decíamos, queda la mentada cooperativa de préstamos, una cosa corporativa fundada por un colegio de ingenieros industriales que, con el tiempo, ha llegado a disponer de 23 oficinas abiertas al público, pero únicamente de dos únicos clientes de algún relumbrón, el vicepresidente Iglesias y su señora. Como diría el célebre conejo Bugs Bunny, eso es todo, amigos. No parece gran cosa, pero menos da una piedra. “No hay hombre, no hay problema”, decía Stalin cada vez que purgaba a algún camarada errado que no había entendido la línea correcta del partido. Y con el recién evaporado sistema financiero catalán se podría parafrasear al gran Koba. No hay bancos, no hay problema. Porque el llamado Consell Assesor per a la Transició Nacional, una fantasmada promovida por Artur Mas cuyo cometido era elaborar las bases institucionales de la ruptura con España, ya advirtió, siempre con vistas al 1 de Octubre, de que “los bancos locales no tendrán acceso directo al crédito del BCE”. Eso era, recuérdese, cuando Caixabank aún tenía su sede corporativa en las torres negras de la Diagonal de Barcelona, y el Sabadell, en Sabadell. Un mundo financiero, el de ayer, que ya no existe. Lo dicho: no hay bancos, no hay problema. Que sí, hombre, que Puigdemont y Junqueras con Caixa Guissona se las arreglan de sobra.

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