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David Vinuesa

Griezmann no hablará en el Barcelona, pero en el Atlético recitó la Biblia en verso

El jugador francés comentó en Universo Valdano sus impresiones sobre toda la polémica que le rodea desde que llegó al Barcelona.

El jugador francés comentó en Universo Valdano sus impresiones sobre toda la polémica que le rodea desde que llegó al Barcelona.
Messi y Griezmann en el Barcelona. | EFE

Antoine Griezmann tiene razón. El jugador francés no ha mentido en su entrevista con Jorge Valdano en 'Universo Valdano' de Movistar. Desde que llegó al equipo azulgrana, más allá de su rendimiento sobre el terreno de juego, el ex del Atlético de Madrid se ha comportado como un soldado que jamás ha levantado la voz. Al menos no lo ha hecho estando en Barcelona o con la camiseta del equipo azulgrana puesta. Ni una queja. Ni un mal gesto ni una mueca. No lo hizo ni siquiera cuando Quique Setién le sacó en el 85' ante su exequipo y con Simeone en la banda pensando en lo que haría él con un jugador como Griezmann todavía en su equipo. Por esa parte, chapó Antoine, pero no exageres compañero, porque no hablas en el Barcelona, pero en el Atlético recitaste la Biblia en verso. 

Sin entrar en temas personales, ya que me consta que Griezmann está muy lejos de ser una mala persona, mal profesional o mal compañero , Antoine tiene que empezar a comprender que algunas de las cosas que ha hecho en los últimos años son un motivo razonable para que gran parte de la afición del Atlético de Madrid le tenga resquemor. Griezmann no habla en el Barcelona, correcto, pero cuando estaba en el Vicente Calderón o en el Wanda Metropolitano no tuvo ningún reparo en dejar en el aire su futuro verano tras verano. Tampoco le tembló el pulso a la hora de hacer un documental que tuvo en vilo al club, a sus compañeros, a Simeone y sobre todo a su afición. Y tampoco le dio un toque a su hermano Theo para que dejase de usar Instagram como un elemento de tensión añadida con directas e indirectas que tocaron los osos y los madroños al hincha rojiblanco. 

Con Valdano, Griezmann quiso explicar por qué hizo el documental: "Con el documental quería enseñar que decidir irte a un equipo u otro es muy complicado. La gente pensaba que era un juego y que me reía de los aficionados. Solo quería mostrar cómo un jugador no sabe qué hacer y qué decidir". Esta es la versión de Griezmann, que seguramente no vería con buenos ojos si el Barcelona ahora mismo hiciese un documental en el que se viese a los dirigentes decidir si venderle o no a otro equipo. Y luego el mandatario en cuestión del Barcelona podría decir: "Con el documental quería enseñar que decidir vender a un jugador o a otro es muy complicado. La gente pensaba que era un juego y que me reía de Griezmann. Solo quería mostrar cómo un dirigente no sabe qué hacer y qué decidir". ¿Se lo imaginan? No creo que al francés le pareciese un documental interesante. 

Las declaraciones de Griezmann además pierden mucho sentido cuando hace nada le hemos visto hablar con la camiseta de Francia sobre su posición en el terreno de juego. Con su selección sí habla. Con el Atlético hizo lo mismo. Entonces Antoine, ¿por qué en el Barcelona reiteras que no lo has hecho hasta ahora? Da la sensación de que Griezmann solo habla cuando tiene el estatus necesario para hacerlo. Cuando está seguro y es el líder, Antoine puede hablar, pero en el Barcelona, sabedor de que allí es un soldado más, no ha recitado ningún verso hasta ayer. ¿Es más respetable el Barcelona como club, Messi o los aficionados azulgranas que el Atlético y sus hinchas? Eso o que todo depende de si se siente lo suficientemente poderoso en el equipo en el que esté para dar rienda suelta a sus palabras sin miedo a represalias. 

Más allá de todo lo dicho al principio de esta columna sí estoy de acuerdo con aquellos que se separan de esta moda de dar palos a Griezmann por activa y por pasiva. Antoine no está jugando mal con el Barcelona, pero es que el equipo azulgrana está totalmente perdido y con ese aura de transición en el ambiente nadie brilla en el Camp Nou en estos días. A Griezmann no se le ha olvidado jugar al fútbol. De hecho cada actuación suya está a unos centímetros de pasar del suspenso al sobresaliente si el balón en vez de besar la cepa del palo por fuera lo hiciese por dentro. Antoine sigue siendo un jugador sublime y yo por si acaso no le enterraría antes de tiempo. 

 

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