Menú
Pablo Planas

Los invisibles

Hay un amplio sector de la población en Cataluña que es absolutamente invisible, gente que

Hay un amplio sector de la población en Cataluña que es absolutamente invisible, gente que
Concentración en Barcelona contra los indultos. | P. Planas

Hay un amplio sector de la población en Cataluña que es absolutamente invisible, gente que paga impuestos, contribuye al sostenimiento de los servicios públicos y las infraestructuras comunes, que trabaja, gasta y vive en la región, pero cuya existencia no cuenta en términos políticos y sociales por mucho que vote o se manifieste. Son personas que no tienen los mismos derechos que los por así decir visibles, aunque asuman todas las cargas, incluidas las fiscales, para ser considerados ciudadanos.

La semana pasada apareció un manifiesto suscrito por una veintena de entidades constitucionalistas y titulado Desde la lealtad hacia la convivencia que hacía mención a estos invisibles en los siguientes términos:

La convivencia en Cataluña no puede reconstruirse sobre la impunidad de unos y la invisibilidad de otros. El camino no es olvidar los delitos cometidos por los desleales, enjuiciados con todas las garantías procesales, y marginar y silenciar a las víctimas de aquellas acciones".

También se dice en ese documento que

el Gobierno de la Nación y las instituciones catalanas han de asumir que aquí hay secesionistas, pero también muchos catalanes que defendemos la España constitucional y pretendemos que se reconozcan nuestros derechos, más cuando reclamamos lo obvio: el acatamiento y respeto a la ley constitucional, el cumplimiento de las resoluciones judiciales y la garantía de los derechos de todos.

El texto se opone a los indultos a los golpistas, a quienes en un acto inconsciente, o no, de temor y precaución no se les tilda de lo que son, unos delincuentes golpistas, sino que se les llama "rupturistas". Como es natural, los firmantes del manifiesto no verán atendidas sus peticiones, ni por el lado de los indultos ni por el reconocimiento de su existencia, la de los invisibles.

Esto es Cataluña, donde las sentencias sobre la enseñanza en español en las escuelas se incumplen sin problemas; donde las instrucciones judiciales para repartir los exámenes de Selectividad en español se desprecian con publicidad y alevosía; donde en los medios públicos se premia con programas y colaboraciones de lujo a quienes con más saña y crueldad insultan a los españoles y menosprecian a los votantes no nacionalistas.

Pero esto ya está dicho. Y denunciado. Este lunes otro humorista del régimen ha dicho en Catalunya Ràdio que los manifestantes de Colón eran unos "energúmenos", que los españoles le provocan angustia porque cada vez tolera menos la ignorancia y que dónde están los músicos, artistas e intelectuales que deberían enfrentarse al supuesto auge de la presunta ultraderecha, que a ver si va a resultar que en España no hay ni músicos, ni artistas ni –mucho menos– intelectuales. Y todo así, con el jijí y el jajá con que se difunde el supremacismo en Cataluña.

La técnica es conocida. Se trata de deshumanizar al sector de la población que se resiste a ser asimilado, a quienes denuncian la erradicación del español en las aulas, a quienes se oponen a los dictados del nacionalismo, a quienes se niegan a renunciar a sus orígenes, a quienes les da urticaria el falso carril central por el que discurre otra parte de la sociedad que no es ni mucho menos mayoritaria, ese 52% del 51% que votó en las pasadas elecciones autonómicas.

Deshumanizar e invisibilizar para que cuando llegue el momento balcánico nadie eche de menos a los que hayan huido o a los que ya no existan.

Temas

En España

    0
    comentarios