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EDITORIAL

La potentada comunista Irene Montero es lo que parece

No tienen la menor intención de vivir lo que predican y, aún menos, de dejar de parasitar el Presupuesto para contribuir a sufragarlo.

No le faltan motivos al diputado del Grupo Mixto Pablo Cambronero para pedir explicaciones al Gobierno social-comunista por el tremendo enriquecimiento que ha experimentado la ministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero, pues desde su llegada al Congreso ha pasado de tener un ínfimo patrimonio de 7.000 euros (2016) a los fabulosos 630.000 que atesora en la actualidad.

Evidentemente, la retribución de una cajera de supermercado, único oficio conocido de Montero antes de beneficiarse de la política de la mano del padre de sus hijos, Pablo Iglesias, es muy inferior a la de un ministro. El sueldazo que jamás habría imaginado ganar fuera de la política explica en buena medida su fabuloso incremento patrimonial, así como la herencia que recibió tras el fallecimiento de su padre, en 2018. Con todo, hace bien el diputado Cambronero en pedir aclaraciones, sobre todo si se tienen en cuenta las informaciones que se han ido publicando en distintos medios sobre los presuntos sobresueldos que se habrían desembolsado en Podemos, asunto por el que el partido de Iglesias y Montero no puso a circular ningún tramabús.

Sea como fuere, lo innegable es que los neocomunistas de Podemos han hecho escarnio de su célebre promesa de no percibir una retribución que triplicara el salario mínimo. Pero, claro, cualquiera se pone a mantener el casoplón de Galapagar con esa miseria. Bendita sea "la casta" mantenida por "la gente", de la que por supuesto ya no se habla.

La hipocresía de Montero es aún más insufrible cuando se tiene presente que, por un lado, vive espléndidamente a costa del esforzado y (en el caso de quien la votó) engañado contribuyente y gracias a una herencia –institución que como buena revolucionaria por cuenta ajena vilipendia... de boquilla– pero, por el otro, no deja de criticar a quienes, afortunadamente, no son como ella y crean riqueza y puestos de trabajo.

En definitiva: la potentada comunista Irene Montero es lo que parece, un ejemplo sobrecogedor de la degradación de una casta política en la que medran advenedizos ultrafanatizados e infracapacitados que no tienen la menor intención de vivir lo que predican y, aún menos, de dejar de parasitar el Erario para contribuir a sufragarlo.

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