Menú
EDITORIAL

La turbia Dolores Delgado jamás debió ser ministra ni fiscal general del Estado

Una persona con el bochornoso historial de amistades y colaboraciones peligrosas de Delgado jamás debería haber ostentado cargo público alguno.

El nuevo audio que Libertad Digital publicaba este miércoles en exclusiva, intervenido durante la operación Tándem en 2017, deja en evidencia –una vez más– la vergonzosa y estrechísima relación mantenida por quien hoy es nada menos que fiscal general del Estado, Dolores Delgado, el exmagistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y el excomisario José Villarejo, imputado en una treintena de piezas judiciales por numerosos delitos.

Delgado debería dar explicaciones inmediatas acerca del "clan" al que se refería el execrable excomisario en esa conversación, "clan" al que la propia Delgado, entonces fiscal de la Audiencia Nacional, daba la impresión de pertenecer al afirmar: "Todos los cometidos son importantes, porque al final son piezas de un mismo engranaje. Para que los engranajes funcionen, a veces a algunos nos [sic] toca estar en un sitio [y] a otros en otro".

Cabe destacar que la pareja Delgado-Garzón ya se ha visto salpicada directamente en el caso Villarejo en dos ocasiones. En primer lugar, cuando moncloa.com publicó los audios de la famosa comida en el restaurante Rianxo de Madrid de octubre de 2009 en la que Delgado se refería a Fernando Grande-Marlaska como "maricón" y en la que Villarejo relataba sus técnicas para conseguir información utilizando un prostíbulo; información que calificaba de "vaginal", repugnante y chantajista técnica a la que Delgado atribuía un "éxito garantizado". En segundo lugar, Garzón y Delgado también se vieron involucrados en la frustrada extradición a Guatemala del empresario Ángel Pérez-Maura tras el supuesto cobro de 10 millones de euros por parte del comisario Villarejo, asunto que se investiga en una pieza separada de la macrocausa.

Con independencia de su presunta complicidad en los hechos por los que se acusa a Villarejo de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales, es evidente que una persona con el escandaloso historial de amistades y colaboraciones peligrosas de Delgado jamás habría sido nombrada titular de Justicia por ningún Gobierno democrático del mundo, tal y como sí hizo en 20018 Pedro Sánchez; menos aun habría sido nombrada fiscal general del Estado, cargo que bochornosamente ocupa desde febrero de 2020.

Por muy agradecida que Delgado se sintiera por los tejemanejes de Villarejo en los bajos fondos –"lo más underground de lo underground", decía el condenado Garzón entre las risas de la propia Delgado–, el "engranaje" del que formó parte la exministra de Justicia y actual fiscal general del Estado la desacredita moral y políticamente para ostentar cargo público alguno. A no ser, claro está, que el presidente del Gobierno la esté utilizando como pieza de otro engranaje todavía más inconfesable...

Temas

En España

    0
    comentarios