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Feijóo: los casadistas van a por ti

Los casadistas ahora son de Feijóo, pero con un fervor tan ridículo que deja en evidencia su oportunismo.

Los casadistas ahora son de Feijóo, pero con un fervor tan ridículo que deja en evidencia su oportunismo.
Feijóo, en un acto en Galicia esta semana | EFE

El congreso extraordinario del Partido Popular de este próximo fin de semana pretende cerrar la herida profunda provocada por la penosa gestión de Casado y su tropa. No se trata, por tanto, de confrontar equipos y proyectos, ni de asistir a unas votaciones reñidas para elegir nueva junta directiva, sino de aclamar a Feijóo como el hombre providencial que va a sacar al PP de su marasmo para convertirlo en una fuerza arrolladora capaz de vencer al sanchismo (solo o en compañía de otros, eso ya se verá).

Los populares no van a elegir a Feijóo; van a entronizarlo, exaltarlo, ensalzarlo y encumbrarlo como el líder único de un nuevo proyecto político que tiene que comenzar a funcionar de inmediato, porque los ciclos electorales se acortan, las citas con las urnas a varios niveles están a la vuelta de la esquina y el socialcomunismo parece, cada vez más, tener los días contados, bendito sea el Señor.

Los casadistas ahora son de Feijóo, pero con un fervor tan ridículo que deja en evidencia su oportunismo. Ha sido grandioso ver a personajes de la pequeña política que defendían a muerte a Casado y su lugarteniente hasta diez segundos antes de su defenestración y, un minuto después, ya no los conocían de nada y tenían en sus perfiles sociales una foto con Feijóo y mensajes en gallego.

Una mirada especial merece el ecosistema popular en la patria chica del secretario general de Casado, un grupo de ninis convertidos en censores hasta en procesos tan nimios como la elección de compromisarios para el congreso de Sevilla, a lo largo del cual han protagonizado encerronas en despachos para practicar un tercer grado a los sospechosos de no rendir pleitesía al todavía líder local, haciendo honor a lo aprendido de su mentor caído en desgracia. Es el casadismo en estado puro, un magma de advenedizos empotrados en el presupuesto que recibirá con palmas y olivos a Feijóo este domingo, mientras prepara un buen madero para llevarlo al calvario en cuanto haya ocasión.

Si el nuevo PP quiere ser creíble como un partido que deja atrás los vicios que han estado a punto de destruirlo, tiene que hacer una limpieza profunda de sus estructuras, especialmente allí donde las formas dictatoriales están más arraigadas. Si no es así, Feijóo habrá cambiado todo para que nada cambie excepto la situación del PP, que acabará en la oposición incluso allí donde lleva gobernando más de un cuarto de siglo de manera ininterrumpida.

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