Menú

Pedro Sánchez: sumisión a ritmo de David Civera

El presidente hizo un baboso ejercicio de sumisión ante Rufián y desamparó a Robles durante la batería de saetas separatas sobre el caso Pegasus.

El presidente hizo un baboso ejercicio de sumisión ante Rufián y desamparó a Robles durante la batería de saetas separatas sobre el caso Pegasus.
EFE

La performance parlamentaria sanchista de este miércoles pudiera ser descrita con este aforismo de Cela: "A los amigos, el culo; a los enemigos, por el culo". El presidente del Gobierno quebró las rodillas –dialécticas, se entiende– de un Abascal que, cuando agarra el micrófono, se convierte en el trasunto político de Drenthe, aquel lateral holandés del Real Madrid que ahora juega en el Murcia: corre mucho, nadie lo niega, pero sin ton ni son. Por otro lado, el líder del Ejecutivo hizo un baboso ejercicio de sumisión ante Gabriel Rufián, a quien confundió –a conciencia– con el macho alfa voxero, y desamparó a Margarita Robles durante la batería de saetas separatas sobre el caso Pegasus.

Incolora, inodora e insípida, Cuca Gamarra preguntó a Sánchez por la economía y le pidió lo de siempre, o sea, que baje el IVA, el IRPF, etcétera. Miguel Ángel Aguilar, durante la ovación de los populares a su portavoz, me dice: "¿Por qué aplauden? Hay que prohibir los aplausos". El presidente del Gobierno demandó a la segunda de Feijóo el apoyo de los genoveses para aprobar el real decreto ley de medidas frente a la guerra en Ucrania, o como se llame. Acto seguido, Abascal anunció que "no vamos a apoyar las medidas del señor Sánchez: son hambre para hoy y hambre para mañana", exigió la derogación de las leyes climáticas y tildó al líder del Ejecutivo de "autócrata caprichoso". Sólo se dejó quince segundos para la réplica.

El killer de la Moncloa, sobrado y riéndose, reprochó a Abascal no haberse preparado bien la pregunta y le restregó su "apoyo a la ultraderechista Le Pen", añadiendo: "Al menos ustedes hablan claro, no como sus socios". El presidente vino a decir que el líder de Vox es un insensible por no haber votado la prórroga de los ERTE y la concesión de créditos ICO, y remató con un "lo suyo es puro postureo". Abascal, en su, ya digo, raquítica réplica, se echó en los brazos de Le Pen, criticó al socialista por "abrazarse" a Macron y concluyó comparando los resultados electorales de Sánchez con los de Orban y la líder del Frente Nacional gabacho. Allá cada cual.

Por su parte, Rufián preguntó al presidente del Gobierno por Pegasus. Sánchez, al arrancar: "Señor Abascal, perdón, señor Rufián", jajajá primero, blablablá genuflexo y temeroso después: que si habrá "máxima transparencia", que si es "máxima la voluntad de esclarecer", y así. Sólo le faltó cantarle el "Perdóname" de David Civera. "Si lo ordenaron –replicó el líder parlamentario de ERC–, es terriblemente grave, pero si no lo ordenaron, es aún más terriblemente grave, porque significa que ustedes no han limpiado sus cloacas". Dio a entender que el real decreto de este jueves lo va a votar Rita: "Pida el teléfono del señor Casero".

Al rato, y con Sánchez fuera, la ministra de Defensa respondió a preguntas de Míriam Nogueras, Inés Arrimadas, Aitor Esteban y Mireia Vehí sobre Pegasus. Especialmente fina estuvo la líder del agonizante Cs: "¿Por qué ustedes ponen el foco y cuestionan al CNI? ¿Porque se lo piden sus socios?". Reprochó al Gobierno que premie a ERC y a Bildu metiéndoles en la comisión de secretos –"es como si a un ladrón le dan las llaves de la caja fuerte"– y dio un "truco infalible" a los indepes para evitar pataleos: "No delincan, no den golpes de Estado". Por otro lado, especialmente corrosivo fue el portavoz del PNV, quien exigió "cambiar la Ley de Secretos Oficiales" y "desclasificar los documentos ya": "Usted se ha convertido en una mera aplaudidora de las fuerzas de seguridad. ¿Qué ha sido de aquella juez progresista que era usted?". La ministra de Defensa, visiblemente dolida, respirando por su pupa, respondiole: "Presente usted las pruebas. ¿Dónde están las pruebas? Porque soy una juez progresista, me escandalizan las imputaciones que hace".

Carolina España y Óscar Clavell pusieron la píldora electoral andaluza en el hemiciclo. El segundo le explicó a la ministra de Educación, Pilar Alegría, que la Junta de Moreno es mejor que las anteriores porque "el dinero que el PSOE se gastaba en putas, el PP se lo gasta en hospitales". Macarena Olona, la candidatísima, preguntó a Félix Bolaños "qué respeto tiene el Gobierno a la verdad" y también se refirió al caso Pegasus: "¿Dónde está el problema? ¿Que les han espiado? Poco les han espiado. Porque dieron un golpe de Estado. Porque representan una amenaza para el Estado español". La portavoz de Vox, además, exigió la "inmediata dimisión" a Batet por la treta para incluir a ERC y a Bildu en la comisión de secretos oficiales: "Usted no desaprovecha la ocasión para prostituir esta cámara". El ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática saltó por Le Pen, y poco más.

Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, redactor en Libertad Digital, colaborador en la revista Zenda y autor de los libros No le des más whisky a la perrita, Estado incivil/Concierto de alcaudones y Nido de piratas. La fascinante historia del diario Pueblo.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal