No es la primera vez que rememoramos en estas páginas la celebre máxima de George Orwell, expresada en su novela 1984, según la cual "quien controla el presente controla el pasado, y quien controla el pasado controlará el futuro". Nada más pertinente, sin embargo, habida cuenta del empecinamiento del gobierno por aprobar de manera definitiva en el Senado la nueva y aun más bochornosa Ley de Memora Histórica con la que socialistas y comunistas, con el respaldo de los proetarras de Bildu, los golpistas catalanes y demás formaciones separatistas, pretenden imponer por ley un relato maniqueo —cuando no radicalmente falso— de nuestra historia como mejor forma de moldear a las presentes y futuras generaciones según los paradigmas de la izquierda más extrema.
Con esta ley cainita y totalitaria, que viene a cercenar la libertad de expresión y de catedra, los socialistas no sólo hacen suyas y satisfacen las pulsiones ideológicas de la extrema izquierda y los separatistas que han denigrado la transición democrática como si de una engañifa burguesa se tratara —recuérdese a Pablo Iglesias describirla como una artimaña lampedusiana— sino también distraer la atención de los españoles respecto de la grave crisis económica e institucional que estamos padeciendo en el presente.
Buen ejemplo de esa primera finalidad —en modo alguno incompatible sino complementaria con la segunda— es la pretensión no sólo de imponer una versión de la Guerra Civil en la que el bando republicano representaba el bien y la democracia frente a un bando nacional que representaba el mal y el fascismo, sino también la de extender el franquismo hasta el 1 de enero de 1984, cuestionando así el carácter democrático de los gobiernos de la UCD, así como los primeros años del gobierno de Felipe González.
A pesar de la reciente petición dirigida a Sánchez de más de 200 personalidades, entre los que se encuentran académicos, diplomáticos y 24 ministros, varios de ellos socialistas, para que Sánchez retirara ese engendro legislativo, que ciertamente "viene a abrir heridas que la transición cerró", está visto que gobierno social/comunista ha preferido dar rienda suelta a sus propias pulsiones ideológicas y las de sus aliados, formaciones todas ellas enemigas de la nación española y su ordenamiento constitucional.
Y es que, con este empecinamiento por viajar al pasado para reescribir la historia, Sánchez busca también distraer la atención de los ciudadanos respecto de la gravísima crisis que padecemos en el presente. Así, solo este mismo miércoles, día en que ha sido aprobada el engendro orwelliano, se han hecho publicas noticias tales como que el Banco de España tumba las previsiones de crecimiento en las que se sustentan los Presupuestos Generales del Estado para 2023; o que los contratos del gas firmados en España recogen una nueva escala del precio del 40% en 2023; o que el paro sube por tercer mes consecutivo y septiembre gana menos afiliados de lo que anticipo él gobierno.
Así las cosas, la oposición representada por el PP, Vox y Ciudadanos está llamada a un doble esfuerzo destinado tanto a denunciar los intentos del gobierno de manipular el pasado como los destinados a ocultar el presente. Y es que de ese esfuerzo depende el futuro de España.

