El fiasco de las negociaciones con el Gobierno para renovar el Consejo General del Poder Judicial ha supuesto un frenazo en la trayectoria ascendente que el Partido Popular venía acreditando en todas las encuestas a excepción de las que perpetra el CIS de José Félix Tezanos, el veterano dirigente socialista convertido en un hooligan estadístico al servicio de Pedro Sánchez. Las conversaciones con los socialistas para cambiar cromos en el CGPJ sin arbitrar un nuevo sistema que despolitice definitivamente el proceso de su renovación han tenido su reflejo innegable en la opinión pública, que ha castigado a los populares por su decisión insólita de echarse en manos del sanchismo en un asunto tan crucial.
Canceladas las negociaciones con el Gobierno tras comprobar las tácticas traicioneras de Sánchez, una condición sobre la que tan solo Feijóo y su equipo parecían no estar al tanto, los populares estarían listos para seguir consolidando una sólida base electoral en las encuestas, si bien tardarán todavía semanas en recuperar la pérdida de confianza provocada por las veleidades de Feijóo y la fingida ingenuidad González Pons.
Ese es el principal dato que se desprende de los numerosos estudios demoscópicos conocidos a lo largo de la pasada semana, que certifican una caída del voto de los populares en torno a un punto, porcentaje similar al que estaría subiendo el PSOE. Según esas mismas encuestas, VOX permanecería estancado en una franja de intención de voto de entre el 13 y el 16 por ciento.
Uno de los aspectos destacables de los sondeos es que la ligera subida del PSOE no se produce a costa de su principal rival político sino de sus socios de Gobierno, confirmando así la caída constante de Podemos en todas las elecciones que se han venido produciendo en los últimos años. La suma de ambas formaciones estaría hoy muy lejos de los 158 escaños obtenidos en las elecciones generales de 2019, lo que permitiría una cómoda mayoría absoluta de PP y VOX si ambos partidos, pero sobre todo el primero, no cometen más errores en los próximos meses.
En consecuencia, parece bastante claro que los votantes del PP han enviado dos mensajes muy claros a Núñez Feijóo: que no solo les importa la economía, como suelen afirmar los funcionarios de Génova más alejados de la realidad, y que las posibilidades de que el presidente popular llegue a La Moncloa el año que viene dependen, fundamentalmente, de que no vuelva a traicionar la confianza de sus votantes, como ha ocurrido a lo largo el último mes a cuenta de las negociaciones espurias con Sánchez y su banda para seguir mangoneando la Justicia como ambos partidos han hecho hasta ahora.