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No lo volveré a hacer

Sánchez les han quitado de encima la pesada losa de la Ley a cambio de nada, de absolutamente nada, solo como una tardía muestra de reconocimiento.

Sánchez les han quitado de encima la pesada losa de la Ley a cambio de nada, de absolutamente nada, solo como una tardía muestra de reconocimiento.
Pedro Sánchez con Pere Aragonès | Europa Press

Se equivoca Feijóo al presumir que la impunidad retrospectiva otorgada ahora por el Gobierno a los promotores de la asonada insurreccional tiene como único motivo el afán de Sánchez por aferrarse al poder durante el tiempo que reste de legislatura. El genuino impulso motriz de esa ofrenda es mucho peor de lo que él cree. Mucho peor, sí, porque se trata de un gesto gratuito, un acto de implícita complicidad moral con los líderes de la sublevación catalana no condicionado a recibir contrapartida alguna en forma de pagos políticos. Les han quitado de encima la pesada losa de la Ley a cambio de nada, de absolutamente nada, solo como una tardía muestra de reconocimiento de la legitimidad de su proceder en aquel octubre del 17. Solo por eso.

Suponer otras razones, como hace el PP, es absurdo. Sánchez no ha dado ese paso para garantizarse los votos de la Esquerra en el Congreso. Y no lo ha hecho por la muy obvia razón de que la Esquerra no está en condiciones de permitirse el lujo de incurrir en tales alegrías. Aquí, parece que todo el mundo se ha olvidado ya de que Junqueras, el genuino presidente de la Generalitat entre bambalinas, está gobernando Cataluña merced al muy ridículo y liliputiense apoyo de los 33 diputados de ERC en el Parlament. Y en el Parlament hay 150 escaños. Cuando tienes 33 diputados sobre 150, lo único que de verdad tienes es una mano por delante y la otra por detrás.

No, no lo han hecho para comprar los votos de ERC en el Congreso. Lo han hecho porque tenían mala conciencia. Del ministro Iceta, hijo de un industrial vasco procedente de una familia histórica del PNV y de la heredera de un empresario del textil catalán y catalanista de los de toda la vida, se ha publicado que se emocionó al hacerse pública la dispensa jurídica de los caudillos insurgentes. Quienes lo conozcan personalmente sabrán lo muy verosímil que resulta esa información periodística. Porque no es interés, es sentimiento. El de octubre de 2017 estuve en las calles de Barcelona defendiendo la causa española. Pueden estar seguros de que la próxima vez no me encontrarán allí. Seguir haciendo el primo después de haber cumplido los sesenta es de tontos.

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