Primer acto: Sátira. Diviértanse.
Desde que Pedro Sánchez ha decidido pasar a la historia como desenterrador de muertos y sepulturero de vivos, hasta la Internacional obrera se ha pasado a la lucha tribal.
No hay mayor lucidez que el garabato logrado de una viñeta de humor o la letra de una canción irónica para reflejar el cadáver de un himno que ya no respetan ni los suyos. Pongamos que hablo de la Internacional y del garabato de un joven irreverente empeñado en actualizarla. Ya que se empeñan en hacernos llorar, dispónganse a reír. A carcajadas.
Ahí va. No esperen coros y orquestas, ni la voz de Pavarotti, sólo la gamberrada del joven cineasta Jon Viar a capela: La Plurinacional. (imprescindible escucharla antes de proseguir).
¡No me digan que va escaso de ingenio! En un simple juego de espejos, plasma la zanja insalvable entre la épica del himno obrero más universal y la realidad populista, identitaria y emocional, de una generación de gañanes camuflados tras la lucha obrera y el feminismo histórico, que ni siquiera respetan. Ya que la argumentación, la razón y los hechos han perdido su sentido, su simple garabato en la letra sagrada de la Internacional, deja en pelotas a esta tropa de impostores. Ni todo el ejército de ofendiditos y canceladores los salvará de su propio ridículo.
El autor de esta sátira no es un simple gamberrete, muy al contrario, su experiencia vital y su obra es dramática. Jon Viar (Bilbao, 1985), es Doctor en Estudios Lingüísticos, Literarios y Teatrales por la Universidad de Alcalá. Cuando apenas era un niño, descubrió que su padre había pertenecido a ETA, hecho que marcó su vida y en buena medida es fuente de parte de su obra como cineasta. Entre sus creaciones destaca Traidores (2020), donde busca las raíces del mal del nacionalismo y el terrorismo a través de su experiencia familiar, y de cómo su padre se convirtió en un traidor en cuanto abandonó y criticó ese mundo. Un documental que te atrapa y te implica desde la primera imagen. No necesita la truculencia para helarte la sangre y el alma. Fue premiado en 2021 como Mejor Largometraje de la Plataforma Nuevos Realizadores. Uno más de los varios premios que ya jalonan su corta vida cinematográfica. Hay en él un extraño talento para describir la convivencia de lo cotidiano con el mal. En Derbi la naturaliza.
Segundo acto: Vivir mi vida. Un éxito musical interminable.
Si las nuevas religiones paganas tienen al gobierno de la Nación como su guarida, en Cataluña inundan todo el tejido social. Hasta causas humanitarias que nos deberían unir a todos, como la Maratón de TV3 dedicada este año a la Salud cardiovascular, ha desatado la indignación de los nacionalistas porque hay una canción en castellano de las 21 que promocionan la causa. Para una vez que TV3 no censura, el rebaño se alborota. Escuchen la canción para disfrutar de la vida, y si quieren encabronarse un rato, repasen algunos de los tuits que la versión en castellano provoca. Uno cortito: "Aneu a la merda amb el vostre espanyolisme! Foteu fàstic" (¡Iros a la mierda con vuestro españolismo! Dais asco)
Tercer acto: Sutil racismo cultural feminista camuflado tras un cartel contra el acoso de piropos.
Más allá de la cursilada, lo único que está escrito en castellano es el piropo machista. El resto del cartel feminista con mensajes positivos está en catalán. Es desesperante que hayan hecho una limpieza lingüística del castellano, desde el callejero a la escuela pasando por cualquier institución o medio de comunicación, y para señalar a un posible violador lo hagan hablar en castellano. Para más inri, el alcalde del Ayuntamiento de Platja d’Aro i S’Agaró que lo promociona es del PSC, un tal Maurici Jiménez Ruiz, encamado con el independentismo. Todo muy cool.
Ya si te enredas en buscar hasta dónde llegarán con la osadía, se puede ver un tuit de la policía municipal donde la Comissió d’Igualtat da entrada a 8 mensajes acosadores más (en rojo) donde sólo 3 están en catalán y 5 en castellano. Pero, curiosamente, ninguno en castellano de los mensajes feministas positivos (verdes). Conclusión, los hispanohablantes son unos redomados machistas.
No crean que esto es de ahora, es una lluvia fina que ha ido calando en la sociedad hasta los huesos desde la década de los ochenta del siglo pasado. Ya en las primeras series de TV3, los policías, las chachas (así las tildaban entonces) y los delincuentes eran los únicos que hablaban en castellano.
Aunque después de todo, quizás lo más detestable sea la llamada imperativa del cartel:
25N ANEM A L’ARREL
PLANTEM-NOS CONTRA
LA VIOLÈNCIA
(25N Vayamos a la raíz, plantémonos contra la violencia)
¿Hay alguna violencia más evidente que el racismo cultural que destila el propio cartel? Están tan acostumbrados al abuso que no reparan en el detalle.
En esto consiste la batalla cultural que debe darse en las democracias, en cuestionar la hegemonía moral de los marcos emocionales interiorizados de los ciudadanos para que su mirada no sea rehén de nadie, sino de su sola libertad.
ANEXO: La letra del himno Plurinacional (Autor: Jon Viar)
Abajo contra los de arriba,
En pie, peronista legión,
Atruena el sentimentalismo,
Es el fin de la Razón.
Abajo, siempre en la moqueta,
En pie, burdel confederal,
Irrumpen las identidades,
Es el núcleo irradiador.
Agrupémonos todes,
En la lucha tribal,
El género fluido,
Es plurinacional.
El marxismo es cosa de fachas,
Rojipardos y neorrancios.
Estamos muy empoderades,
Que viva la diversidad.
El miedo va a cambiar de bando,
Ahora, la casta seré yo.
Escraches contra los de arriba,
Laclau será nuestro mentor.
Amor, ternura y resiliencia,
Por un futuro cantonal,
Por fin todos, todas y todes
Contra el yugo estatal.
Nuestras tetas a ellos les dan miedo,
pero seremos escuchades:
El género siempre en disputa,
Lo que hoy es x mañana es y.
Agrupémonos todes,
En la lucha tribal,
El género fluido,
Es plurinacional.