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Daniel Blanco

Luis Enrique debe seguir

Estas horas me han permitido asistir atónito a la carnicería contra el seleccionador. Porque él es como es. Atrae fobias y filias a partes iguales.

Estas horas me han permitido asistir atónito a la carnicería contra el seleccionador. Porque él es como es. Atrae fobias y filias a partes iguales.
Luis Enrique debe seguir | EFE

Quería alejarme del ruido infernal que producen estas decepciones. El ruido doloroso de una conclusión precipitada. Todas lo son después de que Marruecos, contra pronóstico, te deje fuera de un Mundial y las razones que esgrimen todos son muy pasajeras. Porque no te permiten ver el bosque completo y la capacidad de análisis es mucho mejor cuando pasan las horas. Me he querido apartar un poco del mundanal ruido y de la carnicería patria contra el seleccionador, algo muy visto, desgraciadamente, cuando suceden cosas así.

Aún con todo, no me ha sido posible en un cien por cien. La inmediatez del programa de radio por la noche te exigía ya hacer un análisis algo express que la actualidad te ordena. Luis Enrique tuvo fallos pero no es un culpable máximo. Este estilo es el que tiene que prevalecer porque los jugadores así lo confirman por sus características. Eso es lo que salió de mi cabeza, en modo de resumen, en la noche de ayer martes.

Dejando pasar las horas, con una noche reposada me atrevo a hacer varios apuntes sobre la decepción de ayer, el modo en que perdimos el partido, la forma en que nos vamos de un mundial, algo más ilusionante en la cabeza de muchos que lo que la realidad decía. La generación no era para grandes florituras y el 7-0 de Costa Rica tapó muchas cosas.

Me atrevo a compartir con Álvaro Benito una reflexión que le escuché ayer, brillante como todas las del comentarista y ex jugador de fútbol. Me invitó a pensar Álvaro en la realidad en la que nos movemos, esa que dice que España está donde se merece. Quizá si pensamos bien estamos donde debemos estar. Quizá la línea entre octavos y cuartos es muy fina y la de pasar la fase de grupos se le presupone a este grupo. Pero semifinales y final era una quimera. Y ahora lo vemos más claro cuando el castillo se ha caído.

Comparto por aquí que lo de ayer fue una decepción, nunca un fracaso. Fracasas si no lo intentas, si no das todo lo que tienes. Fracasas si te piensas que eres más que nadie, si te sientes superior. Pero España saltaba entre tantas selecciones que pueden perder con cualquiera y compite con muchas. Esta es nuestra realidad ahora pero me alejo de los que tildan de fracaso histórico lo que sucedió este martes en Catar. No lo compro.

Estas horas me han permitido asistir atónito a la carnicería brutal contra el seleccionador Luis Enrique. Porque Lucho es como es. Atrae fobias y filias a partes iguales. No es nuevo. Acostumbrados a un periodismo de subida y bajada de barco contínua esto no ha extrañado. Gente a la que leído criticas a la selección un mes antes del Mundial, criticar la lista, subirse al carro para alabar métodos de Luis Enrique, denostar a Costa Rica el primer día, alabar a España el segundo, criticarla el tercero, subirse de nuevo a la moda para octavos y fusilar al seleccionador el día que caes. Periodismo de veleta muy generalizado estos días. Y mensajes contra el seleccionador en redes sociales por no apostar por un preferido que se quedó sin convocar. Esto es lo que toca. Pues lo asumimos pero no lo compartimos. Tampoco lo compro.

Y eso que el periodismo debe ser rigor, crítica. La hay en mis comentarios estos días, las hubo ayer. Luis Enrique no acierta en los cambios, no lo ha hecho en todo el Mundial. Falla en un planteamiento, quizá demasiado previsible. Hay matices muy mejorables. Los motivos del cambio de Gavi en el partido de Marruecos se me escapan, la permanencia de un Busquets algo plano, el cambio de Asensio. Pero motivos hay, es evidente, porque el seleccionador no hace cambios para empeorar el equipo.

También digo que Luis Enrique es el ideal para seguir este trabajo. Los jugadores están con él, la forma de jugar nos ha hecho una selección reconocible. Hemos competido con los mejores, también es verdad que hemos caído con selecciones menores. Pero compraste a Lucho en julio de 2018 para estas cosas. Para las buenas y para las malas, para ser borde y altivo. Para decidir streamear en medio del Mundial. Para hacer análisis tácticos como no los ha hecho otro seleccionador. Para odiarnos a los periodistas y acorazar la selección con soldados rígidos. Para todo. Y, por supuesto, para decidir él si se queda o se va tras una semifinal de Eurocopa y una final de Nations League antes de este shock. Pues que decida lo que quiera. Será bienvenido.

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