Menú

La tierra se acerca al sol… en tecnología

Por primera vez se ha conseguido la fusión de núcleos atómicos obteniendo en el proceso más energía de la que ha hecho falta gastar para conseguirlo.

Por primera vez se ha conseguido la fusión de núcleos atómicos obteniendo en el proceso más energía de la que ha hecho falta gastar para conseguirlo.
Estados Unidos logra en primicia una reacción de fusión nuclear autosuficiente (ilustración)

Sin tratar de exagerar el experimento de fusión nuclear del pasado 5 de diciembre en el Laboratorio Lawrence Livermare de California, esto supone un éxito muy esperanzador en la carrera tecnológica para la obtención de energía inagotable y limpia.

Hay también quienes se atreven a calificar tal experiencia como uno de los acontecimientos científicos más importantes de la historia de la Humanidad.

Llevamos más de sesenta años efectuando experimentos sobre energía de fusión. ¿Qué novedad implica el que estamos comentando?

El sensacional aporte consiste en que por primera vez se ha conseguido la fusión de núcleos atómicos, en este caso de isótopos del hidrógeno, obteniendo en el proceso más energía de la que ha hecho falta gastar para conseguirlo.

El balance ha sido de dos megajulios gastados y tres con quince obtenidos: un pequeño avance químico pero un gran paso para la Humanidad, parafraseando al astronauta lunar tantas veces recordado.

No se trata de un experimento fácil de describir en profundidad aunque puede esquematizarse de forma simplificada: todo ha sucedido a pequeña escala, con 192 láseres que han incidido sobre dos variedades del hidrógeno, el deuterio y el tritio, contenidos en una pequeña cápsula.

El camino hacia la obtención de la energía de fusión capaz de satisfacer las necesidades industriales humanas está abierto, pero aún falta mucho por hacer.

Habrá que desarrollar ingente tecnología para mejorar la eficacia de los láseres y la resistencia de las cápsulas, además de proteger la estructura envolvente para hacerla resistente a la ignición iniciada por la incidencia de los rayos. No hemos hecho más que comenzar, pero es suficiente para alentar nuestras esperanzas.

El experimento de California nos aproxima al conocimiento sobre el nacimiento, vida y muerte de las estrellas como nuestro Sol. Las estrellas son gigantescos hornos nucleares en cuyo seno se produce de manera incesante la fusión de los núcleos de los elementos que las forman, obteniéndose materiales cada vez más pesados y librándose en el proceso la energía que produce su luz y su calor.

A medida que la vida activa de la estrella avanza, su luz y su composición van evolucionando y cambiando. Las estrellas juveniles emiten luz azulada y contienen todavía muchos elementos ligeros, como el hidrógeno y el helio. A medida que su edad avanza acumulan elementos cada vez más pesados, lo que eleva la presión en su interior. El color de estas estrellas en el tramo medio de su vida es amarillo, y este es el caso de nuestro Sol.

Al acercarse a su vejez el color de la estrella se torna rojizo y la presión de su interior, cargado ahora de elementos pesados, llega a ser insoportable para su equilibrio masivo. Al llegar el final de su vida se producen dos formas de muerte diferentes en función de la masa del astro.

Si la estrella no es demasiado grande terminará por apagarse y convertirse en un pesadísimo cadáver estelar que permanecerá en el espacio sin nuevas señales de actividad energética. Se denomina Enana blanca a este astro lleno de elementos pesados.

Pero si la estrella es supermasiva, su presión interior habrá llegado a tal límite que la hará explotar inundando de luz toda la galaxia y de elementos pesados todo su entorno, que será eyectado al espacio e inundará otros sistemas estelares y planetarios. Antes de pasar por este final explosivo la estrella habrá crecido hasta convertirse en una "supergigante roja".

Nuestro Sol es una estrella amarilla que está en la mitad de su vida, unos cinco mil millones de años, le quedan otros tantos y en sus postrimerías crecerá al irse convirtiendo en una estrella roja que inundará y arrasará al menos buena parte de su sistema solar, por supuesto también la Tierra.

Mientras tanto la Humanidad sigue evolucionando hasta alcanzar en apenas los dos últimos siglos los conocimientos científicos que le han permitido entender, por lo menos parcialmente, estos apasionantes procesos astronómicos. Es posible que falte menos de otro siglo para que lleguemos a dominar industrialmente las tecnologías derivadas de ellos.

La mayor parte de los avances científicos y tecnológicos se van produciendo de manera lenta y escalonada sin que la población en general llegue ni siquiera a conocerlos; solo algunos, como el del experimento de fusión nuclear ocurrido tan recientemente en California llegan a las portadas de la prensa y al resto de los medios de difusión. Normalmente estamos ocupados en otras cosas, como las miserias de los políticos enfrascados en bizantinas trifulcas.

Seguramente nos preguntaremos si el incipiente dominio de la fusión nuclear tendrá consecuencias destructivas como lo tuvo y puede seguir teniendo la energía de fisión, con el desarrollo del armamento nuclear. En este sentido el director de los programas de defensa norteamericanos nos tranquiliza al afirmar que, por el contrario, permitirá la realización de experiencias nucleares sin necesidad de producir explosiones. Que todo sea para bien, y no es una simple ilusión navideña.

Miguel del Pino, catedrático de Ciencias Naturales

Temas

En Tecnociencia

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal