
La vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz presentó el pasado sábado en Barcelona "Sumar", la plataforma con la que pretende liderar la extrema izquierda española. Contó con el enardecido apoyo de Ada Colau, lo que en el tablero de Unidas Podemos significa que Díaz está a tres jugadas del jaque mate a Pablo Iglesias e Irene Montero. Va a haber unos cuantos asesinatos en el comité central. El caso es que Díaz aprovechó la visita a la Ciudad Condal, término en franco desuso, para sugerir que en Cataluña habrá un referéndum de autodeterminación. Primero dijo que era "amiga de Cataluña", luego que "será la gente quien decida lo que quiere hacer con la historia de su país" y entre medias, que el "procés" no se ha acabado digan lo que digan Sánchez y Bolaños.
Ya ni siquiera se guardan las formas, eso de no pisarse la manguera entre bomberos. La vicepresidenta desmiente al presidente y seguimos para bingo con el referéndum. Más sustantivo resultó aún que Díaz vinculara su futuro político al resultado de su socia Ada Colau en Barcelona. Las elecciones municipales en la capital catalana se presentan reñidas. La gran burguesía barcelonesa, las élites económicas, sociales y mediáticas, la patronal del Foment, los círculos del Liceo, el Ecuestre y el de Economía y hasta el club de Polo no quieren que Colau siga al frente de la ciudad. Todas esas fuerzas vivas pretenden desahuciar a la alcaldesa de la que ya es su casa, pero lo llevan claro.
Esas mismas gentes se volcaron a favor del proceso separatista, del que desertaron en masa cuando la cosa iba en serio, tres días después del desembarco de la Policía. Todo lo que se propone ese personal está abocado al fracaso. De modo que si se oponen a Colau, hay Colau para otros cuatro años.
Se conoce que las heces ya han desbordado el Serengueti de la Diagonal en dirección a la zona alta de la ciudad y los señores y señoras de Barcelona han decidido poner pies en pared y echar a Colau. Por muchas encuestas de La Vanguardia que presenten con su candidato (el exalcalde Trias) al frente de la carrera electoral, el escenario poselectoral favorece a la actual alcaldesa, que podría pactar con los socialistas, como ahora, con ERC, con los socialistas y con ERC a la vez y hasta con Trias, que lo primero que dijo es que estaba dispuesto a pactar con todo el mundo (incluido el PP) menos con Colau.
Cosas de la Barcelona tonta. En las alturas del grupo Godó, por ejemplo, están situados Pablo Iglesias, Iván Redondo, una vieja gloria del PP local, el exportavoz de un banco que trasladó la sede tras el 1-O y otros notables de acreditada y rentable flexibilidad. Nada nuevo. Así que los medios de ese grande de España apoyan con entusiasmo a Sánchez y a Junqueras. Pero no soportan a Colau. La consideran una "okupa". En cuanto a Yolanda Díaz, el asunto es vidrioso. Les gusta la música, pero el peso de Iglesias frena las expansiones favorables a la plataforma "Sumar".
De lo que no cabe duda es de que el hedor ha llegado hasta Sarriá y más allá. Dos de cada tres barceloneses están hasta el gorro. Muy bien. Pero en Cataluña siempre han mandado las minorías. Ellos, sus nacionalistas y sus izquierdas. ¿De qué se quejan? Hay optimistas congénitos que creen que lo de Cataluña tiene remedio. No es el caso de Barcelona. Además, Colau también es partidaria del "derecho a decidir", igual que Yolanda Díaz y que sus reverenciados Sánchez y Junqueras. La ciudad está irremediablemente perdida porque la alternativa es el separatismo. Si en Barcelona no hubiera que andar por la calle haciendo eses para sortear a los carteristas y las mierdas de perro, no habría debate.
