Llevo meses alertando sobre lo que está pasando en torno a Vinícius Jr. Hay un caldo de cultivo, fogueado por parte de la prensa, muy interesada en que este show continúe, que debe detenerse cuanto antes. De momento, y es lo único positivo de todo esto, a Vinícius no le han provocado una lesión grave. Suerte de que no haya pasado porque tiene más posibilidades que nadie de que así sea ya que es el futbolista que más faltas recibe de toda Europa. Las patadas, empujones o los piques, son parte del fútbol, pero todo tiene un límite. Como dije tras la patada de Parejo, coreado por la grada de La Cerámica, esto está llegando a un punto en el que se le va a tirar una oreja desde la grada al futbolista que consiga hacer explotar a Vinícius provocándole su primera tarjeta roja. Es intolerable que se intente culpar al futbolista que recibe patadas a diestro y siniestro, el que recibe insultos (otra vez racistas en Mallorca). Es infame que se iguale su reacción al trato que sufre.
Se podía intuir fácilmente el tipo de partido que íbamos a ver este domingo. Durante las dos semanas previas al encuentro, dos medios de comunicación distintos preguntaron a Maffeo y Raillo (justo los que han tenido problemas con Vinícius) buscando una respuesta que tuviera la repercusión que justo tuvo. Eco en todos los medios y hasta en la ciudad deportiva de Valdebebas donde se captó a un futbolista del Real Madrid decir "le voy a decir dos cosas al Raíllo este". Objetivo conseguido: si el Mallorca – Real Madrid iba a ser caliente por las cuentas pendientes, ahora lo iba a ser más.
Culpo de lo que está pasando a la prensa, por colaborar en este ambiente que denunció Nacho Fernández tras el partido, pero los periodistas no dejamos de ser un complemento prescindible. A quienes otorgo más responsabilidad es a los árbitros. Ellos son los que imparten justicia y con Vinícius están haciendo justo lo contrario. Maffeo se pasó toda la primera parte dejando recados a Vinicius. Lo hacía porque podía, porque nadie se lo impedía. Muchas no se señalaban con faltas y otras, aunque fueran leves, no tenían el castigo de la amarilla por reiteración. El mensaje de Hernández Hernández a Maffeo era claro: "Sigue, sigue, que no hay problema". Y siguió, claro. A su primer acto le faltaba el broche final, exagerar un dolor insoportable por un pisotón. Vinícius recibió amarilla y Ceballos, de premio, otra por protestar una decisión en la que tenían razón. Vinicius, después de haber recibido burlas, empujones y patadas, la mayoría no señaladas, se marchaba al vestuario con amarilla, por no haber hecho nada, mientras que Maffeo se iba sin ningún castigo. Y justo antes de meterse en el vestuario, con todo el calentón encima, tenía que escuchar los últimos insultos desde la grada. Besarse el escudo sobraba, pero le entiendo. Otro podría haber reaccionado peor. Yo habría reaccionado peor. Intentemos ser empáticos. Habría que ver, a los que le cuestionan la actitud de Vinicius, cómo soportaban todo lo que está soportando un chaval, porque no deja de ser todavía un niño.
Maffeo hizo su trabajo. Como Raillo o como Javier Aguirre, que no pudo ser más falso al no reconocer que no habían diseñado este plan para sacar de quicio a Vinícius. Un entrenador, que con el Atlético de Madrid, ordenó que dieran patadas a Guti, pero que fueran siempre distintos jugadores para que no hubiera expulsiones o amarillas por reiteración. ¡Si es normal que lo hagan! Han ganado al Real Madrid con Vinicius más perdido en batallas que jugando al fútbol. Si lo raro es que los sucesivos rivales del Madrid no intenten lo mismo. Aquí el problema no es Maffeo, Raillo y compañía. Estos son hoy héroes para su afición. Aquí el problema es, en este caso, Hernández Hernández.
No es normal que un equipo que cometa 29 faltas solo reciba 5 tarjetas amarillas, las mismas que el otro equipo que hizo 15 faltas menos. No es normal que el árbitro actuara como si no supiera qué tipo de partido iba a dirigir. Lo sabíamos todos menos él. La estadística de las amarillas es hasta relativa porque las maquilló en los últimos minutos. 3 de las 5 amarillas al Mallorca son después del minuto 80 cuando es menor el castigo para el infractor porque se pierde tiempo, cuando ya no queda mucho, y se corta el ritmo de juego al equipo que necesita remontar. Y hablando de ritmo, es anti espectáculo un encuentro con tantas faltas. El tiempo efectivo de este partido fue de 47 minutos. Sin contar las faltas realizadas por el Real Madrid, el juego se detenía cada 2 minutos por una falta del Mallorca.
¿Vinicius se equivoca al entrar en provocaciones? En Mallorca más que nunca. Le descentran y su juego y su equipo son los más perjudicados, pero vuelvo a hacer la misma pregunta que he hecho ya en tantas ocasiones. ¿Qué hizo Vinicius para recibir este acoso y derribo por parte de rivales, afición y sí, también del árbitro? ¿Por qué se merece que no haya justicia con él? No hace nada o hace bastante poco. Desde luego menos de lo que creo que yo aguantaría. A mi Maffeo me llama llorón así en un partido y soy incapaz de quedarme quieto. Yo, que soy sincero. Quizá y casualmente todos los que culpan a Vinicius aguantan eso y más y por eso se atreven a culparle. Que iguale su reacción al trato que sufre es injusto. Se le está culpando por llevar minifalda y reaccionar al acoso del resto. Es asqueroso. La auténtica realidad para mí es que debe ser muy difícil para Vinicius concentrarse recibiendo patadas y provocaciones gratis. Esto no quita que tenga que trabajar psicológica y emocionalmente sus reacciones, pero lo que no voy a hacer es culparle.
Árbitros, parad esto. Periodistas, dejadle en paz. Nos quejamos de que en el fútbol faltan regateadores, jugadores que den espectáculo, mientras que a uno, sino al mejor de LaLiga, le tenemos frito, entre insultos y faltas constantes. Si Vinicius llega un día y decide marcharse a la Premier League porque está cansado de los insultos racistas, de que los árbitros no le protejan, no nos llevemos las manos a la cabeza. No creo que lo haga, pero le entendería. ¿Por qué no buscar un contexto en el que ser más feliz con tu profesión?