
Decir pádel es decir Argentina. Este deporte le debe todo a las franjas blancas y azules que todavía le sigue cobrando Mundiales. Los dos últimos eran de España, con más y mejores jugadores, con un plantel tan sobrado de calidad, experiencia, jugadores con distintos perfiles y aun así no hubo manera. Duele, pero es la realidad. Argentina sigue siendo superior en algo que puede compensar todo lo anterior: son los mejores compitiendo.
Una selección con Alejandro Galán, Juan Lebrón, Arturo Coello, Paquito Navarro, Jon Sanz, Coki Nieto y Mike Yanguas debe ganar el Mundial. Sin excusas. ¿Qué pasó para que no fuera así? Hay mucho demérito y también mucho mérito de Argentina que apostó por dos chavales para disputar un tenso tercer y definitivo partido. Tino Libaak y Leandro Augsburger vs Mike Yanguas y Paquito Navarro. No sé qué cuotas tuvo este partido, pero debían ser muy favoritos los españoles. Dos jugadores en el top 10 ante dos chavales, de 19 y 20 años, que son el número 35 y 29 del ranking. Los argentinos perdieron el primer set y, aun así, remontaron y ganaron con Augsburger lesionado. "Por la camiseta" le gritaba Libaak a su compañero cuando no podía moverse. Era estoico, emocionante, pero ahí debió matar el partido España. Los jugadores son los que ganan o pierden, pero con tanta tensión, ahí falló Juanjo Gutiérrez quien no varió la táctico en todo el partido. siempre tirando el mismo globo al mismo sitio y justo con la lesión de Leo, ahí es cuando dejaron de hacerlo. Todo al revés. Aquí es donde España perdió el Mundial. Este fue el partido que se debió ganar sí o sí y más con un rival lesionado. Paquito Navarro ha pedido perdón y no es necesario, pero sí es cierto que él debió estar mejor. Era su momento.
Juanjo, el seleccionador español, optó por una decisión polémica, atrevida, morbosa y sí, divertida, unir de nuevo a Alejandro Galán y Juan Lebrón para disputar el segundo punto. ¿Era lo más adecuado? Entiendo en parte porqué lo hicieron, pero creo que fue un error por varios motivos. Lebron, por mucho talento que tenga, que lo tiene, llevaba 6 meses sin jugar en la derecha. Cambiar de lado no es tan sencillo a estos niveles. Enfrente estaban Tapia y Chingotto. Es que estamos hablando de una pareja que podría ser la número 1 del mundo. Segundo motivo, por cuidar a Alejandro Galán, el mejor jugador de España junto a Coello. Hay que entender que quizá está afectado, tiene en mente todavía, el Mundial de hace un año y necesitaba tener a un compañero con el que sentirse más cómodo, por personalidad y juego, y ese no es Juan Lebrón. Y tercero, porque ya no tienen esa química que les hizo ser la mejor pareja del mundo. Han hecho las paces, han hecho el esfuerzo de jugar juntos por España y eso siempre es loable, pero las cosas necesitan su tiempo, como en una ruptura sentimental. El feeling entre los dos no es el mejor y esto es clave en partidos de máxima tensión, con tantos momentos en los que te tienes que agarrar a la pista como fuera. Y ese momento fue el tercer set. Pudieron cerrar el partido, no lo hicieron, surgieron los miedos y ahí es donde más fuerte tiene que ser una pareja y esta no estaba preparada para esta situación. Uno no estaba al 100%, el otro no se sentía acompañado... y Argentina justo en este partido apostó por Tapia y Chingotto, su mejor pareja. No sé si volverán a unirse Alejandro y Juan. A mí me gustó verles juntos. Han tenido sus momentos, pero siempre me persiguió la sensación de que ya no son intratables, tan poderosos y que ya no están cómodos. El tiempo dirá. El hastag #elregreso aparece continuamente entre los que seguimos el pádel. Hay muchas ganas de verles juntos. Tengo la impresión de que el suflé va a bajar tras este Mundial.
¿Qué hubiera hecho yo? No es nada sencillo. Aquí estoy contigo, Juanjo. No tenías un trabajo sencillo. Arturo Coello junto a Coki Nieto. ¡Vaya partidazo hicieron! Exhibición de Coki Nieto, un revés que juega más como un derecha. ¡Qué cómodo estuvo con un pegador! Y a partir de aquí muchas dudas. En el pádel hay también cierta política, yo hubiera dudado entre Juan Lebrón y Paquito Navarro. Uno de los dos se habría quedado sin jugar y para hacer esto hay que ser realmente valiente, por no decir otra cosa. Mike Yanguas y Jon Sanz pueden ser peores jugadores, pero los dos son especialistas de derecha y Juan Lebrón decidió cambiarse a la izquierda y aunque tiene la capacidad de sobra para jugar en la derecha, no le hubiera juntado con Galán y menos aún con Paquito Navarro de quien se separó esta misma temporada con unos resultados que no invitan a juntarles de nuevo.
Fue una pena porque España optaba a un doblete claro. Tan claro como la victoria de la selección femenina. Gemma Triay y Claudia Fernández pasaron por encima de Virginia Riera y Julieta Bidahorria y aunque les costó más de lo esperado, también ganaron Ari Sánchez y Paula Josemaría a Claudia Jensen y Delfi Brea ante la que me descubro. Una jugadora superlativa, siempre en la derecha, pero que ha demostrado su capacidad para jugar en la izquierda, ahora con Argentina y en Premier Padel con las lesiones de Bea González. España aquí no es que fuera superior, era insultantemente superior. Se quedaron sin jugar la final Marta Ortega, la propia Bea o la reina de España, Alejandra Salazar que ganó su séptimo Mundial.
Lo que sí es un error y de los graves, es el disputar el Mundial en Catar. No tiene ningún sentido, salvo el del dinero, claro. Lo bonito que sería un campeonato como este en España o Argentina. En Catar las gradas están semi vacías y solo se oyen gritos de los propios compañeros de selección. El pádel está creciendo en Catar, pero no termina de darse ese salto en las gradas. De los tres últimos mundiales, dos se han organizado en Doha y uno en Dubai. La competición más especial que tiene el pádel se está desprestigiando. Los medios no cubren el evento igual, no tiene la misma repercusión, las gradas están con calvas en todos los partidos y no hay más que público local. Y esto sin tener en cuenta que salvo la final, el resto de eliminatorias carece de interés y son casi amistosos para España y Argentina. El Mundial no está tan consagrado, por el nivel del resto de selecciones, como para llevártelo a lugar donde no interesa tanto. El dinero no debería poder con todo.