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EDITORIAL

Un desastre económico que la propaganda sanchista no puede ocultar

El problema para el Gobierno, y para todos los españoles, es que nada de lo que dicen es verdad.

Uno de los argumentos que el Gobierno socialpodemita anda explotando con especial empeño a pocas semanas de las elecciones autonómicas y municipales es el éxito rutilante de su política económica, que nos habría llevado a protagonizar una especie de milagro económico que el resto de países haría bien en imitar. Los mítines de Sánchez y de sus ministros en vísperas de la campaña electoral del 28-M son, esencialmente, un canto triunfalista hacia la manera en que los socialpodemitas han gestionado la economía en esta legislatura. El problema para ellos (y para todos los españoles) es que nada de lo que dicen es verdad.

El Gobierno alardea de que la economía española es la que más crece de toda la Unión Europea, pero no explica que eso ocurre, fundamentalmente, porque es también la economía que más se desplomó como consecuencia de la crisis pandémica, hasta el punto que es el único país de la eurozona que no ha recuperado los niveles de riqueza anteriores al surgimiento del coronavirus. Si realmente lo estuviéramos haciendo de manera tan brillante en el ámbito de la economía ¿cómo se explica que tengamos la mayor tasa de paro de la OCDE o que, año tras año, tengamos que ver cómo nos superan en riqueza por habitante países europeos tan distanciados tradicionalmente como Malta?

Los datos reales son mucho peores de lo que afirma el Gobierno y eso dando por ciertas las cifras que ofrece el propio Ejecutivo, objeto de un ejercicio de trilerismo político sin precedentes en nuestra historia democrática. En cuanto al paro, la AIReF y Eurostat ya han alertado de la existencia de un millón de personas en situación de desempleo que han desaparecido de las estadísticas oficiales, pero es que basta plantearse una sencilla cuestión para que el engaño se ponga de manifiesto: si fuera cierto que las cifras del paro no paran de bajar ¿Cómo es que ahora pagamos varios miles de millones de euros más por prestaciones de desempleo que en 2019?

La inflación rampante es otro de los motivos de empobrecimiento de nuestra economía, a pesar de que Sánchez y sus ministros rehúsen mencionarlo en sus actos de propaganda. Cada mes cierran miles de empresas y el empleo se hace más precario, mientras la recaudación del Estado no deja de batir sus propias marcas. El resultado de este cóctel explosivo es que los españoles son los que más se han empobrecido con la cesta de la compra, los más perjudicados por no deflactar el IRPF y los que sufrimos una mayor asfixia fiscal, como lo demuestran las 40 subidas de impuestos que Sánchez nos ha asestado desde que llegó al poder.

Hay otras razones poderosas que explican la depauperación de nuestra economía, como los ataques gubernamentales a la propiedad privada o la creciente inseguridad jurídica, dos lacras degradantes para nuestra imagen exterior que hemos visto reflejadas recientemente en la anunciada ley de la vivienda o el comportamiento mafioso de Sánchez y sus socios de Gobierno con las grandes empresas de la distribución o la multinacional de la obra pública Ferrovial, obligada a marchar al extranjero en busca de seguridad para sus accionistas.

Por mucho que Sánchez presuma de gestión en sus actos propagandísticos, el totalitarismo con que se emplea diariamente en estos y otros asuntos constituye la estructura basal de un proyecto político típicamente bolivariano, mucho más cercano a las experiencias comunistas caribeñas que a los modelos de éxito de los países desarrollados, de los cuales estamos cada vez más alejados.

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