
Si así fuera, de qué clase. Hay términos que se convierten en talismanes para confusión universal. Uno, paradigmático, es democracia, siendo habitual que, países totalitarios, traten de entrar en ese limbo democrático, haciendo lo que les vienen gana.
Es difícil enumerar todos los ejemplos de ese limbo, pero baste recordar que: China se identifica como República Democrática Popular; la Alemania comunista nacida de la Segunda Guerra Mundial, se proclamaba República Democrática Alemana; la Federación Rusa se autodenomina Democracia Representativa Multipartidista; Laos es una República Democrática Popular…
¿Qué tendrá el término democracia? No se sabe, pero, de momento, no debemos recrearnos en los apelativos, ni siquiera cuando se justifiquen por la forma de elección; hay que centrarse en cómo se ejerce el gobierno.
En cualquier caso, esa pleitesía al término, anatematizando a quien lo discuta, de origen poco claro, debe ser posterior a la Revolución Francesa. Desde luego no estaba en los griegos, ni en los filósofos medievales que bebieron de aquellos.
Será Platón quien considera la democracia como forma imperfecta de gobierno, sólo superada en imperfección por la tiranía. Aristóteles describirá tres formas puras y tres corruptas de gobierno, considerando la democracia –gobierno de muchas personas– como la corrupción de la república.
Santo Tomás de Aquino, conocedor de Aristóteles, como pocos, abundará en lo dicho por el Estagirita, al establecer que "si la sociedad es dirigida por quien gobierna hacia su bien común, se da un régimen recto y justo. Si, por el contrario, el gobierno se dirige al bien individual de quien gobierna, se dará un régimen injusto y perverso…". En el primer caso, estamos ante la política, cuando, en el segundo, si el gobierno inicuo es ejercido por muchos, se denomina democracia, y añade: "Cuando, por ejemplo, el pueblo oprime a los ricos con una fuerza aún más plebeya".
¿Qué diría Platón, Aristóteles, Santo Tomás… de un gobierno que silenciara, sistemáticamente, a una población que superara el 43% del total de los votantes? La conclusión sería unánime: democracia, como corrupción de la república en Aristóteles, como gobierno imperfecto para Platón y como gobierno inicuo en Santo Tomás. De ahí, los apellidos de la democracia, tales como popular, representativa, del proletariado… o, como en Platón, incluso teatrocracia –la ateniense de su época– por la escenificación teatral o de palabra pública, del poder político.
En la plaza pública se siguen vendiendo hoy las promesas, los programas, las noticias falsas, la ocultación de carencias, de problemas… Se vende una ley de vivienda, buscando el voto de los jóvenes, al tiempo que se pactan garantías para los okupas...
No importa la inseguridad jurídica del entusiasmo legislativo ignorante; trasposición del poder ejecutivo al Congreso, evitando así cualquier positiva contestación. Intervenciones sucesivas, hasta en la vida de los ciudadanos y sus familias; más de 180 expedientes diversos en la Comisión Europea, algunos, con antigüedad próxima a diez años.
Sólo faltaba, negarse a pagar las subvenciones comprometidas a las renovables. Una insolvencia, como pésimo presagio para una España endeudada –1,5 billones de euros (cierre 2022)–, que necesitará asistencia de los mercados financieros.
Mayor caos, imposible.
