
Derogar el sanchismo, sintagma huérfano de significado alguno toda vez que el sanchismo no es nada, se ha convertido en el imprudente leitmotiv elegido por Alberto Núñez Feijóo para presentar esas simples elecciones autonómicas y locales como un plebiscito nacional sobre la persona del actual presidente del Gobierno. Una estrategia imprudente, sí, en la medida en que lo único cierto que se puede concluir del festival de las encuestas que se celebra en los periódicos a diario desde que cualquier gacetilla de medio pelo se permite encargar la suya, lo único, es que la izquierda no se va a derrumbar.
Quizá pierda, pero si pierde será a los puntos, no por K.O. técnico como cuando el difunto Rubalcaba tuvo que dar la cara por un fugado Zapatero frente a Rajoy. En política, como en la vida, si echas un pulso tienes que estar muy seguro de que lo vas a ganar. Y el experimentado gestor Alberto Núñez Feijóo en absoluto puede disponer de esa certeza. Cuando el Partido Popular se deshizo de un líder juvenil y bisoño que cometía demasiados errores, lo hizo desde la plena consciencia de que en la alta política las impericias se pagan muy caras siempre.
Y sin embargo, Génova no ha tardado en reproducir los dos principales yerros estratégicos del defenestrando Casado. El primero, fiarlo todo a una gran crisis económica en el tramo final de la legislatura, esa gran crisis que ni está ni se la espera. El mayor desastre sin paliativos de Europa, Grecia, está creciendo a casi el 6%, cómo no iba a crecer España. Los países del sur, todos ellos, gobiernen los socialdemócratas o los conservadores, crecen mucho más que el norte en tiempos de guerra porque no dependen de la industria al vivir de los servicios, el turismo sobre todo. Algo que Feijóo tenía que haber previsto. Igual que también tendría que haber previsto que Vox, la versión española de un profundo movimiento emergente en toda Europa y Estados Unidos, no es Ciudadanos, un simple chiringuito oportunista sin nada sólido detrás. Como el PIB, Vox tampoco se va a hundir. Pero eso tampoco lo vió. Muchos fallos. Demasiados.
